48. Decisiones II

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Él respeta mi espacio,
nunca me deja esperando,
y llama cuando dice que lo hará.
Es cercano a mi madre,
habla con mi padre.
Él es encantador y simpático,
y todo es muy cómodo.

Pero extraño gritar, pelear
y besarnos en la lluvia
Son las 2 de la mañana
y estoy maldiciendo tu nombre.
Tan enamorado que actúas con locura
Y así era como te amaba.

••••

Dongjun llevaba días sin dormir, y la noche anterior no fue la excepción.

Tampoco tenía apetito, y ya llevaba más de tres días sobreviviendo a base de barras energéticas y agua.

Estaba aterrorizado. Temía la forma en la que las cosas estaban saliendo. Su abogada se lo había dicho días antes: si Jungkook declaraba en su contra, tal vez no tendría salida.

Estaba enojado, y más porque la idea de llamarlo y pedirle que testificara a su favor había sido suya. Sin embargo, en su defensa, él tenía que decir que en realidad pensó que podía convencer al chico.

Porque Jungkook solía ser fácil de convencer. A él solía gustarle mucho por esa razón. Jungkook era un chico muy impulsivo y maleable, si bien era algo introvertido, solo necesitaba de la insistencia adecuada para lograr que hiciera cosas que tal vez no habría considerado antes.

Y más si se trataba de él. Siempre cedía cuando se trataba de él. O bueno, casi siempre. El sexo parecía ser un tema para el chico, y él creía que tenía que ver con sus inseguridades, porque él podía ver lo inseguro que era. Lo notaba cuando apretaba sus labios antes de hablar, cuando le decía que se sentía algo celoso de sus amigos y la forma en la que todos eran muy cercanos al punto de parecer más que eso. Lo notaba cuando pasaba semanas sin desayunar y haciendo más ejercicio del habitual solo por alguno de sus comentarios sobre su peso. Cuando bajaba la cabeza y ponía una cara triste cada vez que sus amigos sacaban el tema de sus exes y lo buenas que estaban. Cuando él hablaba de los buenos polvos que le dieron.

El chico era inseguro, aunque eso no se notaba cuando estaba en el escenario, él fue a dos de sus presentaciones, antes de que empezará a enfocarse más en el basquetbol y dejara de asistir al teatro. Cuando actuaba era otra persona, y eso era justo lo que veía cuando actuaba con seguridad, a otra persona.

Y eso vio la última vez que hablaron. Jungkook podía fingir ser alguien que se mantiene firme en su postura, pero él sabía muy bien como desenmascarar ese personaje y devolverlo a lo que realmente era. Su Jungkook era dulce e indeciso, inestable y algo manipulable, y tal vez, solo tal vez, por una última ocasión podía intentar encontrar el botón correcto para sacar a flote esa parte y usarlo a su favor.

Cuando lo vio entrar a la sala común tomó aire. El chico se veía realmente bien, llevaba un abrigo azul sobre una camisa negra y pantalones y botas del mismo color, su padre venía a su lado usando un traje formal. Enseguida, una mujer se les acercó. Cuando está se llevó al hombre, Dongjun vio su oportunidad.

Jungkook lo vio mientras caminaba hacia él; la forma en la que dejó de caminar enseguida y se mantuvo de pie en su espera fue la prueba necesaria para saber que podría lograr su cometido.

—Jungkook. —Le sonrió al llegar hasta él—. Quería...

—No quiero hablar contigo.

El chico ni siquiera lo estaba mirando a la cara. Mentía.

—Si no lo quisieras no te habrías detenido.

Jungkook giró sus ojos e hizo ademán de irse. 

—Tenemos que hablar, es importante —dijo Dongjun, obligándolo a detenerse.

Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora