Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)

20. Sacrilegio

Detén el tiempo
Quédate solo un poco más
Por favor, amor,
no te apresures,

solo un poco más.

Demasiado inseguro
demasiado arriesgado
nos hacemos daño,
tratando de resistir,
Es difícil, se vuelve a caer.
Una casa hecha de cartas,
y nosotros dentro de ella.

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Jungkook tomó los vasos de plástico con cuidado de no quemarse, pues ambos llevaban líquido muy caliente en su interior. Sonrió, dándole a la chica del mostrador un asentimiento de cabeza como agradecimiento y volvió sobre sus pasos hacia el ascensor.

Eran algo más de las diez de la noche, llevaban medio día en el hospital. Miró la bolsa que colgaba de su brazo. En ese centro médico no permitían ingresar comida de restaurantes o demás, solo las cosas que se vendían en los puestos del comedor interno.

Suspiró con preocupación. Taehyung no había comido nada desde el desayuno, ya que su tía hizo la llamada justo antes del almuerzo, y ellos apenas alcanzaron a ir a la casa por algunas cosas para luego correr al hospital. Él se sentía mal, pues todo el alimento que pudo conseguirle fue una gelatina, una bolsa de mini zanahorias hervidas y una barra de chocolate que logró esconder en uno de los bolsillos de su abrigo. Él pudo comer algo más fuera, pero no podía ingresarlo al hospital, y tampoco conseguía que Taehyung dejara la silla junto a la camilla de su abuela.

Aunque él no podía culparlo, cuando se enteró de la noticia había sentido su propio corazón dejar de latir. La Sra. Kim era una de las almas más amables que había conocido; era buena, graciosa e inteligente, y significaba todo para Tae, así que era comprensible que él no quisiera apartarse de su lado.

Miró como las puertas del ascensor se abrían frente a él, y avanzó por los pasillos hasta llegar a la habitación correspondiente. Al entrar vio a Taehyung durmiendo, aún estaba sentado en la silla, pero tenía su cabeza en una pequeña fracción del colchón en que su abuela dormía, su mano entrelazada con la de ella.

Se acercó, dejó las bebidas en la mesita, y le acarició la mejilla del chico para que despertara. Taehyung levantó la cabeza, su cabello desordenado y el rostro algo hinchado.

—¿Ya volviste? —preguntó, abriendo sus ojos con dificultad.

—No, soy un sueño, ¿qué haces soñando conmigo? —preguntó Jungkook con seriedad. Tae parpadeó, como si creyera esa mentira—. Soy yo, tonto, estoy jugando.

Quería aliviar la tensión del muchacho, pero no parecía estar funcionando. Taehyung solo asintió y volvió su cara hacia la figura recostada sobre la camilla. Se veía perdido, su rostro lleno de consternación.

—Te traje algo —siguió Jungkook, tomando asiento en otra de las sillas del lugar, esta pertenecía al visitante de la camilla de a lado, pero el lugar había estado vacío desde que llegaron. Extendió uno de los vasos hacia su amigo—. También te traje una gelatina y zanahorias, sé que no es lo mejor, pero no dejan entrar nada más.

Taehyung tomó el vaso y luego la bolsa de plástico. Jungkook se preocupó por la fuerza con que tomó ambos objetos. Lo vio dejar el chocolate encima de la mesa junto a la cama y empezar a hurgar en la bolsa.

—No me gustan las zanahorias —dijo sacando la gelatina y asintiendo antes de guardarla otra vez—. Pero gracias.

—No has comido nada en más de doce horas, Tae —empezó Jungkook, juntando sus cejas en un gesto de preocupación—. ¿No podrías solo aguantar la respiración y llenar tu estómago?