43. Regreso

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Me enferma ser un problema
No sé ni a donde voy
De pronto estoy peor
Soy un perdedor en este juego.
Recuerdo bien como antes
tu mano me salvó
Sostenme, por favor.
Úsame como a una droga.
Dí que me amas
Y has que el mundo pare

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Taehyung viajaba en el taxi con miedo, apretando sus manos en un gesto nervioso y con su labio inferior atrapado entre sus dientes.

—Oí que fue a visitar a su abuela, joven Kim —le dijo el conductor después de unos cuando minutos de viaje—. ¿Cómo está ella?

Tae frunció el ceño, sin entender de dónde había sacado el hombre esa información. No eran muy cercanos, solo habían hablado las veces en que él le hacía de trasporte, pues era un conocido taxista del pueblo. Para Taehyung era un habitante común más, pero para el hombre él era mucho más interesante.

Estando en la terminal de autobuses no había tenido otra opción que regresar en taxi a su casa. Le había pedido a Jungkook que lo dejara ahí, pues confiaba en que su madre estaría esperando por él en el lugar. En realidad, eso era lo que su tío le había dicho cuando lo llamó utilizando un teléfono público fuera de la pista de patinaje. Le había dicho la historia inventada del boleto y el averio del bus, y este le respondió informándole que le diría a su madre para que le esperara en el lugar, ya que llegaría de noche.

El punto era que su madre no estaba allí al llegar, así que terminó por subirse en un taxi y pedir que lo llevaran a su casa.

—Ella... —empezó a decir—. Ella está bien.

—Me alegro, es una buena mujer —concordó el hombre—. Mi madre la extraña en la iglesia.

Taehyung asintió, recordando que la madre del hombre asistía a las reuniones femeniles con su abuela. Ahora podía ubicarlo mejor.

—¿Por qué no fue con su madre? —siguió preguntando el hombre, de seguro queriendo sacar la información necesaria para luego esparcirla.

Taehyung pensó rápido. No entendía qué estaba pasando, pero no podía decir la verdad.

—Ella tenía mucho trabajo.

—Oh, entiendo. El trabajo es todo un tema.

—Sí, lo es.

Taehyung trató de mantener sus respuestas cortas, para no hablar de más, aún no entendía como su viaje se había esparcido por los oídos del pueblo, no podía dar un paso en falso.

Cuando llegaron a la casa, el chico pagó la carrera y esperó a que el hombre se marchara para empezar a tocar la puerta de su casa, temiendo lo que podría encontrarse del otro lado.

Por las ventanas no salía luz alguna, lo que, al inicio, le hizo pensar que quizás su madre ya estaba durmiendo. Continúo golpeando la puerta por al menos cinco minutos más, sin que nada ocurriera. Como último recurso, probó gritando para que alguien le abriera, esperando que eso pudiera llamar más la atención de la única persona que podía estar en esa casa. Pero fue inútil.

Se encontraba pensando en qué más podía hacer, cuando las luces de un auto iluminando la fachada de la casa le hicieron girar, encontrándose así con un vehículo que subía por el camino de la colina.

El auto se detuvo frente a la casa y una persona bajó de una de las puertas traseras. Por la parte inferior podía decir que se trataba de una mujer, por los tacones altos y el vestido ondeando más abajo de sus rodillas. El eco de un trio de voces se esparció por el aire, algunas risas escapándose entre los silencios.

Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora