38. Contención

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Cuando mi corazón no sea puro
¿Matarías mi enfermedad?
Y cuando no hay cura
Eres justo lo que necesito
Cuando pierda la razón
¿Seguirías recordándome?

Cuando me estoy sintiendo perdido
¿Vendrías a buscarme?
Cuando mi mundo sea un desastre,
¿podrías tranquilizarlo?
Cuando mi cabeza esté estallando,
¿podrías apagar todo el sonido?
Si estoy sufriendo,
¿te quedarías a mi lado?
Si te necesito ahora,
¿me tranquilizarías amablemente?

●●●●

—Recuérdame cuándo fue la última vez que tuviste una crisis.

—Hace casi dos meses.

—Y fue también por este chico, ¿no es así?

Jungkook tragó saliva.

—Él... Él fue uno de los motivos... —Una pausa—. No estaba cerca y perdí cualquier forma de contacto, pero no fue la única causa.

La doctora detrás del escritorio suspiró, cruzó sus piernas y se recostó mejor en su silla.

—Voy a ser honesta —declaró—. Temo que mantener esta relación te esté perjudicando.

Solo entonces Jungkook sintió la necesidad de levantar la mirada, había estado jugando con sus dedos, observarlos a ellos era más fácil que enfrentarse a la mirada evaluadora de la mujer.

Le había contado todo, cada parte del día anterior: desde él encontrando a Taehyung golpeado cerca de los basureros, su viaje a la ciudad vecina, la consulta médica, la confesión que le hizo a su padre, la noche que había pasado con el chico, la forma en que este se levantó llorando. Había dudado en si debía contar o no su historia, trató de evadir el tema al principio, sin embargo, cuando la mujer le dijo que se sintiera seguro de liberarse de cualquier pensamiento, siguió su consejo. Contó a la doctora toda la historia detrás de los meses de ausencia del rubio; también le contó lo que sucedió cuando la historia acabó.

Ellos habían tenido una discusión. En medio de la madrugada, ambos habían empezado a llorar, uno por los recuerdos, y el otro por el sufrimiento ajeno. Jungkook trató de consolarlo de una forma pacífica, acercándolo a su pecho y tranquilizando sus latidos, diciéndole que no estaba solo y que él lo adoraba lo suficiente como para mantenerse a su lado.

No obstante, las cosas no acabaron ahí. Entre esas pláticas serenas, Jungkook no pudo contener su ira contra la madre del chico, y terminó pidiéndole que se alejara de ella, le ofreció quedarse con él y su padre. Jungkook no quería que Tae pasara un segundo más cerca de esa mujer, no quería que continuara dañándole de ninguna forma.

Taehyung no entendió, y mientras el sol salía, tomó sus cosas y se encaminó hacia la casa del pastor, en donde su madre lo recogería, dejando a un Jungkook preocupado y alterado en una habitación vacía. Allí fue cuando empezó a sentir la ansiedad apoderarse de él otra vez.

—No es así —dijo el joven, algo intimidado por las palabras de la mujer.

—No te quiero mentir —contestó ella—, y creo que sabes que no eres una persona estable en este momento.

—Sí, pero...

—No puedes ayudarlo si antes no te ayudas a ti —le cortó ella—. No puedes sanar sus heridas cuando las tuyas aún están cicatrizando.

Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora