6. Iglesia

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Es una iglesia de
romances calcinados,
y estoy demasiado
desequilibrado para rezar,
es una canción solitaria,
y es solo para los valientes.

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La iglesia estaba destrozada. La abuela Kim llevó una de sus manos a su boca. Su nieto la tomó de los brazos, dándole estabilidad.

—¿Quién... quién pudo haber hecho esto? —preguntó la señora, sin esperar una respuesta.

Las mesas estaban volteadas, los manteles manchados de tierra y pintura, las sillas apiladas llenas de papel higiénico y huevos estrellados; y el piso lleno de lo que parecía el contenido de, por lo menos, veinte tachos de basura. Taehyung se sintió terriblemente abatido al ingresar al lugar y apenas podía imaginar lo que podría estar sintiendo su abuela, todos sus esfuerzos y los de las demás señoras de la sociedad femenil estaban destrozados. 

Los Kim habían sido los primeros en llegar y Taehyung solo había ido porque su abuela necesitaba ayuda para llevar los postres que había hecho para esa noche. Al ver todo el caos, llamaron de inmediato al pastor, quien llegó enseguida, casi al mismo tiempo que el resto de invitadas que no tenían idea de que su celebración estaba en ruinas.

—Esto parece un acto de venganza —declaró el pastor.

Taehyung tenía una idea de quién podría estar detrás de todo eso. Con todo el tema de Jungkook se había olvidado por completo de sus problemas, pero ahí estaban de nuevo, tocando a su puerta y vandalizando todo en su interior. La verdad era que ese pueblo no era tan puro como el director de la escuela le había dicho al Sr. Jeon, por muchas razones, pero la principal era la pandilla Kal y, desafortunadamente, esta le había declarado la guerra meses atrás. La mayor parte de la ciudad no tenía ni idea de eso, y nunca se imaginarían que el líder de la misma lo tenía a él en su lista negra. 

Todo empezó por culpa de una fiesta. Había pasado un tiempo de eso, pero Taehyung no podía olvidarlo. Fue en el aniversario de la creación del colegio al que asistían, los alumnos de último año planearon una fiesta para celebrarlo, toda la comunidad educativa fue invitada, desde los niños de escuela hasta los padres de familia. Esas fiestas se celebraban todo el tiempo sin mayores altercados. Taehyung las recordaba como parte fundamental de su infancia, pero estaba al tanto de que no era así para todos. Él podía disfrutarlas porque era un buen alumno, pero era consciente de que podía ser un fastidio para los que no tenían buen comportamiento o calificaciones. 

Esa noche había mesas con tazones llenos de jugo de frutas en cada esquina del patio principal, esto podría ser un dato bastante innecesario, de no ser porque al idiota de Kal se le ocurrió derramar botellas de licor en cada uno de los recipientes. Todo se hizo tras bambalinas porque, gracias a un castigo, el chico y su pandilla eran los encargados de ubicar las mesas con cada uno de sus componentes.

Ninguno de los alumnos de último año se enteró, pero Taehyung sí. Él estaba acompañando a Namjoon y Hoseok, quienes estaban encargados de la iluminación. Para su mala suerte, hubo un momento en el que decidió ir hacia los baños, y al pasar por una de las aulas supuestamente vacías, vio el acto del crimen.

En un principio, no pensó en contárselo a nadie, no quería meterse en problemas y, además, los invitados casi nunca bebían esos jugos. No obstante, cuando uno de los niños de sexto grado fue ingresado en el hospital por intoxicación, tuvo que hablar. El director ya tenía una idea de quien había alterado las bebidas, y Taehyung fue la prueba que necesitó para convencer a la policía de obligar a Kal Sung Woo y a su pandilla a realizar servicio comunitario, limpiando la ciudad por un fin de semana, además de pagar los gastos de hospital del niño.

Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora