32. Mentiras

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Vi como huíste del lugar,
con ojos inocentes.
mientras me enterrabas.
Un corazón roto,
cuatro manos con sangre.

Las cosas que hice
para llamarte mío.
Las cosas que hiciste,
Espero ser tu crimen favorito.

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Según las creencias de las iglesias cristianas existe una jerarquía entre los seres celestiales.

Los más especiales y de rango más alto son los serafines, estos son seres realmente puros, con un amor especial por lo sagrado y por su Señor, estas criaturas son realmente santas, adoran con música y devoción, y ayudan a otros espíritus menores a elevarse con ellos. Son los más bellos y poderosos.

En el penúltimo rango están los arcángeles, estos son los jefes de sus propias legiones de ángeles, quienes ocupan el último rango. También se les llama "príncipes jefes". El arcángel Miguel ocupa este puesto, liderando las legiones del bien.

Las legiones del mal son lideradas por otro. Uno que fue el más bello entre los servidores del Señor, el ángel de luz, convertido en el líder de la oscuridad.

Taehyung se sentía así. Despojado del máximo rango, de ese que le hacía sentirse tan cerca de su Señor, de ese que le permitía sentir que estaba haciendo las cosas bien en el mundo. Había dejado de ser un serafín, y tomado los pasos del mismo Lucifer, dejándose llevar al abismo del deseo, de lo pecaminoso, de lo mundano, de lo malo.

Eso era lo que le habían dicho durante esos tres meses, eso era lo que él había aprendido a aceptar, sin embargo, aún no lograba sentir un completo rechazo a esas cosas, a lo mundano y malo, por eso tenía que seguir trabajando en eso, y, si era necesario, seguir castigándose, para que su cuerpo entendiera que lo que quería estaba mal.

Ese domingo, se levantó con el rostro lleno de lágrimas, se incorporó de inmediato y llevó una de sus manos a su corazón. Había soñado con Jungkook. En el sueño, ambos estaban sentados en el pequeño techo fuera de su ventana, una manta los cubría a ambos por encima de los hombros, y sus manos reposaban entrelazadas entre ellos.

—Escapemos —le había dicho el castaño.

El Tae del sueño lo miró sonriente, llevó una de sus manos al rostro del otro chico y apartó un mechón de su frente.

—¿A dónde quieres ir?

—A donde sea, pero lejos de aquí.

Tae había bajado la cabeza ante esa respuesta, luego jugueteó con sus dedos.

—Mi madre no me dejará...

Jungkook llevó una de sus manos a su barbilla y le obligó a mirarle.

—Huiremos, Tae —le dijo—. No necesitamos el permiso de nadie.

Taehyung lo miró a los ojos y vio como este acercaba su rostro al suyo, hasta hacer inexistente el espacio entre ambos. Lo había besado, e incluso en el sueño, él había podido sentir su calidez, su cariño. Luego despertó.

Enseguida se llevó una mano a sus labios. Parecía tan real, como si en realidad hubiese pasado. De seguro su cerebro aún conservaba el recuerdo de esos besos, la forma en la que los labios del otro chico se sentían. Se sintió culpable. Llevó su mano izquierda hacia su muñeca contraria, cuando sintió la corriente de dolor subir por su brazo se sintió un poco más calmado. Al menos estaba cumpliendo con su castigo.

Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora