8. Herida Pasada

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Guarda tus consejos,
porque no oiré,
tal vez tengas razón,
pero no me importa.
Hay un millón de razones
por las que debería dejarte,
pero el corazón
quiere lo que quiere.

●●●●

El domingo por la mañana Jungkook trepó por la caseta de fuera de su habitación, abrió su ventana e ingresó a su casa de la manera más sigilosa posible, quitó sus zapatos llenos de tierra y los escondió bajo su cama al igual que las vendas que Taehyung puso la noche anterior en sus manos; todo antes de escuchar pasos subiendo la escalera. Enseguida, se lanzó sobre el colchón y puso una sábana sobre su cuerpo. Su padre entró tres segundos después.

—¿Aún sigues dormido? —preguntó el hombre—. Levanta ya, ayer te dije que te acostaras temprano, si te quedaste viendo algo en tu computadora no es culpa mía.

Jungkook destapó su rostro, y le dio al adulto la cara más adormilada que pudo fingir.

—¿Por qué me llamas tan temprano?

—Son las siete, y ya deberías ir alistándote. Iremos a la iglesia.

—No me siento bien —mintió—, creo que tengo escalofríos.

Su padre pareció dudar, y se acercó a tocar su frente. Jungkook sabía que no habría calor en su piel, pero esperaba que su actuación fuese suficiente para mantener a flote la mentira.

—¿Dormiste con la ventana abierta? —preguntó el adulto—. Estás helado.

—Eso creo.

La verdad era que en la montaña hacia mucho frío, incluso con la bolsa de dormir, eso le había molestado un poco al principio, pero cuando Taehyung lo abrazó en medio de la noche, agradeció a los cuatro vientos su existencia. El chico lo había hecho porque como un acto inconsciente entre sueños pero, aún así, el sentimiento era bueno. En la mañana al despertar, se había disculpado, aunque Jungkook hubiera preferido que no lo hiciera, y tal vez también que hubiesen esperado hasta la puesta de sol para irse. Parte de él casi había olvidado lo bien que se sentía ser abrazado por otra persona, y dormir así definitivamente tenía que ser de sus cosas favoritas.

—Es que hacía mucho calor.

Su padre lo miró un rato más, dudando, entonces lo señaló con un dedo.

—Espero que no me estés mintiendo.

Jungkook cerró los ojos y actuó una cara de dolor.

—¿Podrías comprarme una pastilla cuando vuelvas?

El hombre suspiró sonoramente antes de aceptar y salir del lugar, no sin antes advertirle que no quería oír que estuvo saliendo por la calle o yendo al supermercado por artículos prohibidos.

Cuando su padre y su tía partieron, él salió de la cama y entró a bañarse. Se sentía algo cansado por no haber dormido bien, pero no sé arrepentía de cómo se había desarrollado la noche anterior. Al salir del baño buscó algo que ponerse y al ver entre sus cosas su antigua camisa del equipo de básquet recordó la razón por la que había adelantado la cita. Dongjun.

Abrió su computadora, solo para releer los mensajes del día viernes. Ese fatídico día en el que terminó cediendo.

No había querido darle el gusto, porque la última vez que le dedicó alguna palabra al chico fue a través de un mensaje de voz bastante agresivo en donde le dejó en claro que no quería volverlo a ver. Odiaba comerse sus palabras, así que lo primero que contestó ese viernes no fue precisamente amable.

Un Pecador en el Pueblo (KTH/JJK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora