MI ÚLTIMA ESPERANZA

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La primera semana se comparaba con el mismo infierno, fui tratado como la peor basura que existe en la tierra. Moretones eran lo que sobraban en mi cuerpo, no solamente fui abusado por ese maldito, sino también por sus hombres, él al parecer disfrutaba que aquellos tipos me ultrajaran. Fue un milagro que yo resistiera a tanto abuso. -"¿Qué es exactamente lo que yo hice para merecerme esto?"- era la pregunta que surgió en mi martirio, dándole las posibles respuestas.

-"Tal vez, por ser hijo de un animal".

-"Por hacerle caso a Kassia en no hacer nada sobre su matrimonio".

-"Por dejar que mi madre terminara de esa forma".

-"Por miedo a no actuar rápido".

-"Quizás no tuve la valentía suficiente para encarar a mi padre".

No tenía una respuesta exacta sobre mi pregunta, las cosas terribles que habían pasado, sentía que toda la responsabilidad era mía por no actuar como se debe, si no lo podía hacer yo tal vez podía haber pedido ayuda. Sin embargo, solo me dediqué a odiar a ese ser despiadado sin hacer nada, ese fue mi error de aquellos tiempos. Si tan solo lo hubiera matado aquella vez donde me interrumpió Kassia, no estuviera pasando todo esto. Así decidí no sumergirme más en el pasado y tratar de enfocarme en mi futuro, NECESITABA ACABAR CON LOS SERES QUERIDOS DE MI PADRE cuanto antes... pero conforme pasaban los días en ese maldito lugar era menos mi posibilidad de venganza.

Me encontraba acostado en la vieja colchoneta completamente desnudo, estaba tan debilitado que ni siquiera tenía fuerzas para luchar con mis adversarios. Mi apariencia se veía nefasta, no sé cómo resistí a los ataques de esas bestias.

La puerta se abrió de un solo golpe, lo único que pensé es que de hoy no pasaba, así que solo atiné a resignarme.

-¡BUEN DÍA! ¡Mi querido Nam, veo que hoy no tienes la misma actitud de las veces anteriores, parece que al fin te resignaste! -su tono sarcástico era evidente-. ¡N! Vete de aquí, ustedes ya han disfrutado de mi banquete, ahora tengo el deseo de hacerlo yo -girando su cabeza hacía mí-. PORQUE HOY SERÁ SU ÚLTIMO DÍA, POR LO QUE VEO.

Al ver el pedido de Luis, el hombre gigantesco que esparcía terror hizo una reverencia y se pasó a retirar. Luis se fue acercando hacia mí, no tenía las fuerzas suficientes para pelear y alejarlo, él comenzaba a tocarme.

-¡NAM! No me cansaré de decirlo, tu belleza supera a la de tu hermana. ¿En serio eres hijo de esa bestia de Bernad? -volteó mi cuerpo, por primera vez fue cuidadoso conmigo-. Sabes, ya falta poco tiempo y él aún no se ha aparecido con Kassia. Dime ¿Qué debería hacer con tu padre? ¿Matarlo o matar a su angelito con su hijo? O las dos cosas.

-¿Por qué me lo preguntas a mí? -se me dificultaba mucho hablar debido a los golpes producidos.

-Mmm... Pensé que estarías interesado en saber cómo acabaría tu padre, por lo que sé, él te ha hecho mucho daño y no solamente a ti-de pronto empezó a tocar mi miembro.

-¡No! ... mmm... aah, ah -abriendo mis ojos.

-Eso es lo que quieres, ¿Qué no haga nada? -continuó acariciando mi miembro.

-N-Noo... Es e-es-eso solo que no me toques allí, te lo ruego -mis súplicas fueron en vano.

-No lo haré, hasta que me des una respuesta de lo que debería hacer.

-¡AAAAAAH!... Es-tá bien... ¡MÁTALOS A LOS TRES, MÁTALOS YAAA...QUIERO VERLOS MUERTOS! ¡POR FAVOR HAZLO! -salían mis lágrimas cuando dejó mi miembro, para tocar mi entrada.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora