DURANTE LA BODA

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—Me veo tan patético usando esto —mirándome en el espejo. Quise creer que todo era una maldita pesadilla, sobre todo la visita de Mateus, nunca lo había visto enfrentarse a mí como lo hizo hace algunas horas—. Hoy vi a un Mateus fortalecido —mientras tocaba el collar, secándome las lágrimas y cambiando mi actitud—. Bien, no sé cómo resulte, pero tengo que hacerlo —tocando la puerta y al mismo tiempo oyendo una voz detrás de ella—. Adelante —mostrándome lo más serio posible, pero al mismo tiempo estaba nervioso, no había ninguna certeza de que todo saliera bien.

—Joven Nam, el auto lo está esperando —"Tan rápido" miré mi reloj y era cierto que ya faltaba poco para las cuatro. Dándome una última mirada en el espejo: "Si es que todo sale bien... Esta será la última vez que venga aquí"

Llegando hasta el auto estacionado, me di cuenta de que Mark no iba a conducir el auto que me llevaría a la iglesia, eso me puso aún más nervioso—. ¿Y Mark? ¿Dónde está? —es lo primero que pregunté antes de subirme.

—Él dijo que tenía que ver algunos asuntos antes, lo alcanzaría luego para la ceremonia —"¿Ceremonia?" no iba a haber ninguna ceremonia, todo esto me estaba asustando. "Vamos Nam" respiré muy profundo y entré al auto "Es tu única oportunidad".

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Hoy era un gran día mi amiga Jana se casaría con el hombre perfecto, el chico lindo de ojos ámbar, no sabía si sentirme feliz por ella o envidia porque apenas se iba a casar con alguien que quería. En cambio, yo, seguramente mi abuela ya estaba viendo algunos pretendientes de buena familia para que los conociera. Suspirando, estando lista para ir a la boda solo esperaba en la sala a mi tía, quién me acompañaría ya que, mi abuela aceptó que fuera con esa condición.

—Lista, estoy lista... ¿Cómo me veo? —mi tía, una mujer muy guapa, pero soltera. No entendía cómo no pudo haberse casado, si cumplía con todas las condiciones para ser una buena esposa.

—Hermosa tía, como siempre.

—Jamie... Estoy tan emocionada, ya era buen tiempo que no asistía a una boda —ambas sonreímos—. ¡OH! Tú te ves muy guapa mi querida sobrina.

—No sé por qué se visten tan decentemente, si solo es una simple boda —era mi abuela que bajaba del segundo piso y se iba acercando hacia nosotras. Las dos le teníamos en cierta forma miedo, sobre todo por la mirada que se llevaba, era muy autoritaria—. Y bien ya están listas, así que vámonos —"¿Vámonos?" mi tía y yo nos miramos, sin poder soltar ninguna palabra hasta que la abuela volteó a vernos, al ver que nos habíamos quedado estancadas en el mismo lugar—. ¿Por qué están con esas caras?

—Madre... Nos sorprendiste, no pensé que también irías —mi tía mirando su forma de vestir.

—Si lo dices por mi forma de vestir, ya lo dije anteriormente, no se van a casar alguien de nuestra familia o alguien a quien respetamos. Solo es una simple boda insignificante de dos chiquillos... O acaso no quieren ir... Si es así —regresándose para ir a su habitación.

—¡NO! —ambas la detuvimos para que no se regresara, sí o sí teníamos que ir y aguantarla en toda la ceremonia.

—¡Apresurémonos!

Ya estando en la iglesia, todo el arreglado era muy precioso, empezando por las flores blancas que le daban mayor realce. Ambas con mi tía nos emocionamos cada vez más, a excepción de cierta persona de ojos ámbar que le daba igual y miraba con desprecio "Solo espero que no arme algún alboroto".

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