INCUMPLIMIENTO

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—Llegamos, mi señor —Nana bajó del auto y me abrió la puerta.

—Así que aquí tiene a todas esas mujeres —regresé la mirada a Grace, ella todavía seguía desmayada—. Nana... Llama a refuerzos, creo que no saldremos con buenos términos ahora que lo pienso, esperaré a que ella despierte y a que mis hombres lleguen.

Estuve por buen tiempo esperando a que Grace despertara, hasta que por fin lo hizo, además noté que dos hombres se posicionaron en las entradas de aquel local y miraron fijamente al auto. Uno de ellos se estaba acercando, pero fue detenido por Nana, ambos estaban conversando mientras que yo.

—Podrías dejar de moverte. Sabes muy bien de que no saldrás bien librada de aquí, donde quieras que vayas él te encontrará —con los gestos que hacía podía sentir su odio. Yo la sujetaba fuertemente, hasta que Nana abrió la puerta y me dejó al descubierto con esos tipos.

—¿Dónde puedo encontrar a tu jefe?

—Nosotros podemos llevarlo hacía él, si usted gusta —mirando hacia Grace, al parecer esos hombres la conocían.

—Yo quería darle una sorpresa a mi querido amigo, pero ya que ustedes son muy amables conmigo —bajé del auto, arrastrando conmigo a Grace, ella todavía trataba de liberar, pero era inútil. La acerqué hacia a mí y le susurré—. Si no te calmas esto va a ser peor de lo que te imaginas.

Ambos entramos por un callejón oscuro, el camino fue largo... Desde que entré al lugar tuve un mal presentimiento, estaba solo, Nana se había quedado afuera esperando los refuerzos por si las cosas se veían mal. Los dos tipos se detuvieron en una puerta, me dijeron que hasta aquí podían acompañarme y que continuara mi camino de frente hasta llegar a un cuarto donde él me estaría esperando. No les dije ninguna palabra y seguí mi camino, aunque fue demasiado interrumpido porque estaba con una nerviosa Grace, veía su rostro parecía un ser muerto del pánico.

Llegamos a una especie de carceletas donde se encontraban unas mujeres encerradas, ellas al notar la presencia de Grace hicieron mofa de ella, mientras Grace solo me miraba con rostro de pavor. Las mujeres al verme se quedaron estáticas, como si vieran a un fantasma.

—Usted d-deb... Usted debe de ser el hombre hermoso, AAAAH... No lo puedo creer... Parece un dios frente a nosotras —solo las miré seriamente.

—¿Ustedes saben dónde está su jefe? Vengo a dejarle lo que me pidió —mirando despectivamente a la mujer que estaba de mi lado, una de las mujeres me respondió.

—Yo sé... Él, en estos momentos, debe estar divirtiéndose con un muchacho que hace un buen tiempo se lo llevaron y aún no ha regresado. Debe de ser de su pertenecía, ¿verdad?

—Bien, indícame el lugar donde está mi querido amigo Frank —sonriendo, mientras Grace negaba con su cabeza haciendo súplicas para que no la llevara.

—Aah, bueno, usted va de frente y voltea la izquierda o era derecha —no podía resistir a sus juegos, no me quedó de otra manera que apuntarle con el arma que llevaba.

—Me puedes decir la dirección correcta —me acerqué cuidadosamente a ella —o no querrás que haga volar todo lo que tienes en la cabeza, aunque viéndote seguro que no tienes nada importante.

—Sí, va-vaya de frente y voltee a la izquierda, allí hay un cuarto oscuro, siempre lleva a sus víctimas a torturarlas —mirando nerviosa a Grace y señalándola—. Ella sabe perfectamente donde es —terminando de hablar se ocultó entre sus compañeras.

Jaloneé a Grace y aceleré el paso, la furia cada vez se incrementaba conforme iba avanzando...  De pronto gritos de dolor se fueron oyendo más con claridad. Escuché a un hombre riéndose del sufrimiento de su víctima, lo escuché claramente... Tomé el celular y marqué el número de Nana, ella no tardó en contestarme, solo le dije tres palabras—. ¡ACABA CON TODOS! —colgué, seguí avanzando hasta que llegué.

La escena que pude presenciar no lo creía, él lo tenía sujetado a punto de... Mientras que su víctima estaba desnuda, con lágrimas que corrían por su pálido rostro, la única cosa para defenderse eran sus súplicas—. ¡SUÉLTAME, ÉL VENDRÁ Y TE MATARÁ! —tomé el arma y apunté donde debía de hacerlo, pero la ira me jugó una mala pasada y el disparo terminó a un lado. Frank volteó a darme la cara, su rostro de asombro fue al ver a su querida Grace, quien estaba a punto de desmayarse.

—Qué se supone que te dije desde el principio que acordamos esto, pero ya veo que no hiciste o no cumpliste lo que acordamos, eso es fatal — sonriendo—. Mientras tanto yo cumplí mi parte en hacer esta cosa insignificante —Frank no sabía qué decir.

—Eh... Bueno, Nam tienes que comprender que me desesperé al ver tu falta de respuesta y pues vi a tu indefenso cachorro, además, él me provocaba con su lascivia mirada cada día que pasaba a visitarlo —solté a Grace y la tiré en brazos de Frank.

—Muy bien,  ya que incumpliste parte del trato... yo también haré lo mismo —sonriendo, apunté el arma a ambos, ella se desmayó, él la sujetó y con pánico...

—E-E-Espera Nam, no crees que estás llevando las cosas un tanto extremo solo por ese estúpido niño que tienes a tu lado, además si tú me llegaras a matar no saldrías vivo con tu bastardo, mis hombres se vengarían de ti —de pronto se oyeron disparos desde el fondo... Miré fijamente a Frank.

—Sabes... Personas como tú no valen la pena que vivan —Frank sabía cuál sería su final.

Él volteó y miró a Mateus, estuvo a punto de abrir su boca y decirle—. ¡MATEUS, ÉL ES TU! — disparé y no lo dejé terminar, fue tanta la satisfacción verlo caer a lado de su amada.

Mateus se encontraba a un lado de la habitación, su rostro se parecía a la de un muerto, él no me dio la cara hasta que lo llamé por su nombre—. ¡MATEUS! ¡VEN INMEDIATAMENTE AQUÍ!

Él sumisamente vino a mí, se paró y se arrodilló, comenzando a llorar diciéndome—. Yo realmente lo siento, lo siento, lo siento por presentarme así...

—Cuando lleguemos al orfanato, no quiero volver a ver tu maldita cara por un tiempo... Me das asco.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora