SITUACIONES PARALELAS

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"Probaré suerte" después de haber recibido tremendas golpizas por parte de Allen y su grupo, no pude continuar con mis trabajos, ya que me costó recuperarme de los moretones. Sin embargo, las cuentas aumentaban de lo que debía pagar y ya casi se acercaba la fecha para que Nana viniera a buscarme.

En mi búsqueda de trabajo, me acordé de la empresa que requería personal de limpieza, no esperé ni un segundo en dirigirme a su oficina.

—Bueno días.

—Bueno días.

—He venido por el anuncio que requería personal para limpieza.

—¡OH, SÍ! Llegaste en buen momento, la empresa requiere de diez personas y solo faltaba una, así que es tu oportunidad—hice una sonrisa de oreja a oreja. Gracias al cielo, pude encontrar trabajo, al fin algo estaba a mi favor—. Por favor, escribe aquí todos tus datos, dentro de una hora se te llevará a la empresa donde empezaras a trabajar, allá ya te darán las explicaciones correspondientes.

—Gracias.

—Eres suertudo.

—¿Por qué? —mientras escribía la ficha.

—Dicen que allí están los hombres y mujeres de muy buena apariencia —en ese momento pensé que era una agencia de modelaje, tan solo sonreí.

"Sí que este lugar es enorme, con razón necesitaban urgente personal" siguiendo al que sería nuestro jefe, me di cuenta de que era verdad lo que decía aquella señora sobre que había hombres y mujeres de buena apariencia, pero este lugar no parecía una agencia de modelaje más bien era otro tipo de negocio. Estuvimos como una hora para que nos explicarán qué es lo que teníamos que hacer, y cuáles serían nuestras áreas donde trabajaríamos. Presentía que me iba a terminar perdiendo.

—Hey... —con voz bajita, un chico que parecía tener mi edad—. Creo que nos toca en el mismo piso —comparando mi ubicación con la de él, era verdad, estaba un poco más aliviado, después de salir de la reunión—. Hola me llamo Nicolás —haciendo una gran sonrisa, creo que era lo que más lo caracterizaba, me hizo suponer que era muy divertido y que tal vez nos caeríamos bien—. Y tú ¿cómo te llamas? —y se iba acercando a mí como curioseando.

—Bueno, mi nombre es Ma... —sentí un empujón fuerte por parte de un hombre mayor, ni siquiera se disculpó, aunque por respeto lo tuve que hacer yo para no quedar mal en mi primer día de trabajo, ni siquiera me fijó la mirada si no que se fue murmurando algo que no logré entender. Nicolás y yo lo quedamos mirando—. Debió estar apurado o haber tenido un mal día.

—No lo notaste, esta gente parece que es creída —solo lo quedé mirando—. Aunque no lo puedo negar que las chicas están —haciendo gestos en su rostro que lo hacía lucir como un pervertido, hasta que se dio cuenta de que aún mantenía mi mirada de sorpresa en él, cambiando su forma de expresarse, corrigiéndose su voz—. Aaah, esteee... No me dijiste tu nombre.

—Ah, claro... Mi nombre es Mateus.

—Mateus... —poniendo cara pensativa—. Es raro, pero me gusta... Mateus... Creo que nos llevaremos bien —asentí y seguimos caminando hasta ubicar donde nos tocaría limpiar.

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—¿Cómo le fue en su semana de trabajo?

—Como siempre, igual de aburrido —tendido en el mueble de la sala.

—Y, ¿ya conoció a la hija del gran jefe? —justamente no quería hablar de ese tema, no sabía cómo empezar con esto, cómo debía llamar su atención, aunque creo que sí logré hacerlo, porque me di cuenta de que no dejaba de mirarme aquel día que nos encontramos—. Pues sí, a primera vista es una niña inmadura, que solo desea, como te puede decir, disfrutar, disfrutar de su juventud.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora