¿TRANQUILIDAD?

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"Estoy realmente cansado" después de haberme levantado muy temprano para asistir y atender las propuestas e intereses de una de las empresas más importantes del lugar donde me ubicaba que deseaba negociar con nosotros. La reunión e intercambio de propuestas fue larga, pero finalmente llegamos concretar un buen negocio, firmando así un contrato por dos años.

—Señor, ¿a dónde desea que lo lleve? —preguntó Mark que siempre me acompañaba a todos lados.

—Llévame a casa, por favor. Tengo un dolor de cabeza.

—Usted luce muy cansado, por cómo suena su voz

—Sí, tuve que trabajar demasiado en este negocio, si no el jefe iba a matarme —haciendo una pequeña sonrisa con mis ojos cerrados, teniendo mi cabeza recostada hacia al asiento.

—No creo que llegue a ese nivel. El jefe ha demostrado su confianza hacia usted desde que era joven.

—De ese viejo se puede esperar lo peor, Mark... Solo quiero que pase rápido el tiempo y deshacerme de él, vivir mi propia vida.

—Sabe que el jefe está considerando que usted pertenezca a su familia, cansándose con su hija.

—No quiero pensar en esa idea por el momento... No nací para atarme por siempre con una persona, recuerda que le pasó a Kassia.

—Fue lamentable lo que pasó con ella.

—Mmm... —levantando mi cabeza y mirando al espejo, ambos hicimos contacto visual—. Tú también debes saber dónde se encuentra mi adorada hermana mayor, ¿no es así? —él solo asintió con la cabeza—. Sé que tú la ayudaste a escapar de ese infierno y te estoy agradecido.

—Mi lealtad será guardado a su hermana y a usted.

—Lo sé... —volviendo mi mirada hacia las calles que recorríamos.

—Quiero que mandes hombres hacia el departamento... Algo me dice que esa mujer no es de confiar y pueda estar tramando cualquier cosa,

—Sí, señor...

Llegando, me dirigí al departamento, abriendo la puerta Loren se trepó, envolviendo sus brazos por mi cuello, me comenzó a besar. Sin embargo, no correspondí a ninguno de ellos. Ella me miró fijamente con sus ojos de preocupación.

—¿Te pasa algo Nam? Tú nunca sabes ser así —al contrario, siempre era así, esa era mi verdadera naturaleza.

—Solo estoy cansado, tuve un arduo trabajo que hacer con esos empresarios... ¿Y mi desayuno?

—Mmm... Allí está.

—Bien, iré a comer —siguiéndome y sentándose a mi lado, fue un largo silencio que mantuvimos.

—¡Ah! Tengo que decirte algo con respecto a Mateus —de pronto, mi rostro cambió de expresión a algo más severo.

—¿Qué pasó con él?, ¿hizo algo inadecuado?  —no había ningún día que no hiciera las cosas bien ese maldito bastardo.

—No sabes... Abrió la puerta y comenzó a conversar con una mujer, al parecer es una vecina que vive en alguno de los departamentos.

—Qué más...

—La mujer le dijo que podía venir cuando quisiera a su casa y él aceptó de lo más casual. Cuando se fue, traté de corregir ese acto suyo, pero fue muy descortés conmigo y se encerró en su cuarto —levantándome a punto de dirigirme a su cuarto—. Él salió a tender la ropa que lavó, es que le pedí que hiciera eso, ya que como no hace nada en esta casa —de pronto se escuchó el sonido de la puerta abriéndose.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora