MOMENTO DE ESCUCHAR

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—¿Co-Contarle acerca de mi familia? —tragando saliva. Es como si lo hubiese sorprendido repentinamente con eso. Desde hace tiempo se me venía a la cabeza esto, quería que me contara la misma historia que yo sabía, pero que saliera de su propia boca.

—Sí, supongo que si te acuerdas algo de tus padres ¿no es así?, la madre del orfanato me dio una relación de todos los niños antiguos y reciente, y entre ello noté tu historial. Sin embargo, decía muy poco acerca de ti... por eso me entró una cierta curiosidad por saber y pues ahora que estamos los dos solos qué mejor manera que conversar sobre esto... Bien, estoy esperando a que comiences —me acomodé para sentirme lo más relajado posible, me hubiera gustado tener algunas palomitas de maíz.

Tomó un breve suspiro—. A pesar de ser muy pequeño, aún lo recuerdo con claridad todo, es como si no hubiera pasado mucho tiempo... Bueno, siempre pensé que provengo de una relación informal, ya que escuché de algunos vecinos que siempre molestaban a mi madre por ser una mala mujer y destruir familias —"Así que también sabes acerca de tu triste realidad bastardo maldito" "Nam, trata de controlarte" mi brazo comenzaba a dolor un poco. Mi madre se enamoró perdidamente de mi padre, y no le importaba las habladurías de los demás, fue despreciada por su familia, nunca apoyaron esa relación. Cuando yo nací, la relación se fue deteriorando, mi padre siempre decía que yo era un obstáculo en la relación, todo sería perfecto si yo no hubiese nacido, hasta llegó a decir que no era su hijo, por tal motivo mi madre no pudo soportar tal infame y terminó por separarse... Nunca fui amado por él —típico de esa bestia ignorante.

—Así que tu madre se separó de él, seguro sufrió mucho.

—Sí, pero no dejaba que yo lo notara, siempre me mostraba una sonrisa angelical, que aún la recuerdo —tocando el collar que tenía puesto.

—¿Ese collar te lo regaló ella? —él asintió con una breve sonrisa.

—Con este collar puedo seguir adelante, a pesar de que me esté muriendo por dentro, es como si me dará fuerzas para seguir adelante.

—¿Y qué pasó con ella? —Mateus apretó fuerte su collar y mirando al vacío con sus ojos azules llenos de lágrimas, algunas ya estaban descendiendo en su delicado rostro.

—Mi madre, ella murió en un incendio... Ella pudo salvarse, pero fue mi culpa por no quedarme y salir juntos.

—Eso fue lamentable, y tu padre no vino a buscarte, me imagino que debe estar vivo.

Secándose las lágrimas—. No.... Al poco tiempo me enteré de que lo habían matado, por estar involucrado en malos negocios, y el incendio fue ocasionado por su causa.

—¿Y no lo odias?

—Nunca he pensado en odiarlo... Creo que no sería lo correcto, además estoy tranquilo que al final ellos dos se pudieron encontrar... ¿Se-Se encuentra bien? —no podía imaginarlos juntos ellos dos, lo mínimo que siempre pensé es que se deberían estar pudriendo en el mismo infierno por siempre—. Se-Se ve un poco mal, e-es mejor que descanse, tuvo un día muy cansa...

—Tú no eres nadie para darme órdenes, largo de aquí — el dolor en el brazo se iba incrementando, después de haber hecho un mal movimiento por controlar mi ira—. ¡TE DIJE QUE TE LARGARAS! —Mateus de inmediato se puso de pie, hizo una pequeña reverencia y se fue, era obvio que se fue asustado... Cualquiera al escucharlo hablar sobre su trágica historia sentiría lástima de inmediato, pero nadie sabe la oscura verdad de lo que yo también viví—. Duele demasiado, dónde diablos puso Nana las medicinas para el dolor —al intentar pararme fue en vano, el dolor me lo impedía—. Aaah... Dios... debería llamarlo a ese idiota del doctor. No, tú eres un hombre fuerte —no tardó en aparecer la delgada figura nuevamente, la tonalidad de su voz era de preocupación.

—Di-Director, Director... Usted no está bien, está pálido... Llamaré a Nana enseguida —sentí que todos mis sentidos se desvanecían, mi visión se fue nublando hasta quedar en la completa oscuridad.

No sé cuánto tiempo estuve dormido, pero me encontraba a lado de un Mateus preocupado, una Nana que no mostraba signos de lamentación y al idiota del doctor—. Parece que el niño bonito despertó de su dulce sueño —solo rodé mis ojos en respuesta—. Hey, niño, ya ves te lo dije no tenías por qué preocuparte, este chico es fuerte al igual que un demonio —risas de dos hombres se escucharon en el cuarto, pero se acabó cuando miré a Mateus muy serio—. Nam, qué te dije en la clínica, que no tuvieras ninguna emoción fuerte por tu estado, como bien sabes has perdido demasiada sangre y todavía te encuentras débil. ¿Acaso quieres volver al hospital? —solo negué con mi cabeza.

—Ustedes dos pueden dejarme solo con el doctor —tanto Nana como Mateus se retiraron de la habitación sin entender muy bien mi orden—. Ahora que nos encontramos los dos solos, quisiera saber un poco más sobre la relación de mi madre y usted —no pasó mucho tiempo que escuché carcajadas del tipo, quise pararme y matarlo, pero estaba malditamente inmovilizado.

—Aah, me has hecho reír... En serio, no esperaba eso de tu parte —tomando un tono serio—. Está bien, te diré todo lo que necesitas saber, esperé tanto tiempo por este momento. ¿Estás listo?

—Apresúrese y dígalo de una buena vez.

—Tu madre y yo como te dije anteriormente éramos muy amigos, hasta te podría decir como hermanos... Ella era una joven hermosa alegre de ojos grises parecida a tu hermana Kassia. Sin embargo, toda esa alegría se perdió cuando conoció a tu padre —su rostro se tornó algo sobrio, así que pensé cuántas personas odiaban a mi padre, hasta me quise reír de tan solo pensarlo.

—¿Tan mal fue?

—Si te dije que eres igual a tu padre, el mismo comportamiento que demuestras es el mismo que demostraba ese tipo, por lo cual era odiado y a la vez querido. Tu padre fue un mujeriego de primera y tu madre una ciega que no pudo ver más allá de su obsesión. Tu padre estuvo a punto de dejarla, para mí fue como un gran alivio, así ella podría reaccionar de su error y olvidarlo. Pero, fue demasiado tarde ella estaba embarazada de tres meses, el casamiento con tu padre fue más que todo por obligación, nunca la amo... me llegué a enterar de que su vida era un infierno y que tu padre se había metido a negocios sucios. Sabes, aún recuerdo cuando volví a ver ese rostro sonriente... Cuando te dio a luz a ti, Nam, yo te vi nacer —guiñándome el ojo—. Tú fuiste su única esperanza para seguir adelante hasta que fueras un hombrecito y te pudieras defender solo, allí acabaría su responsabilidad de cuidarte... Las palabras que me dijo ese día en el hospital fue que si en caso los llegara a encontrar los dos en un futuro que ella siempre los amará, siempre, y que la perdonarán de cualquier error que haya podido cometer —las lágrimas en mi rostro no tardaron en aparecer, siempre cuando hablaban de ella era imposible no recordar ese sufrimiento que pasamos, y todo lo que estoy haciendo es por vengar ese sufrimiento—. Nam, sé que no eres un muchacho malo, lo puedo sentir, a pesar de lo dura que fue la vida con ustedes dos, no pienses en hacer daño a la gente para calmar ese odio que sientes por ese hombre que tienes por padre, sino trata de sanar las heridas que tienes en tu corazón.

—No-No puedo... Este sufrimiento siempre estará aquí y aquí —tocando mi pecho y mi cabeza—. Y si así encontrase la felicidad, nunca habrá paz para mí, siempre viviré atormentado. 

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora