TU SOLEDAD

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Las clases ya habían finalizado...él se acercaba, no sospechaba que estábamos esperándolo, nosotros lo mirábamos con acecho sobre todo Allen. Al llegar hacia donde nos encontrábamos, todo el grupo lo rodeó, se notaba indefenso y asustado, a decir verdad, no me había hecho nada, pero tenía que seguir la corriente a mis "amigos" porque si no lo hacía iba a quedar solo como él. Así que tomé iniciativa y me hice el valiente, me fui acercando con cautela.

—¡ALLEN! —con una sonrisa irónica—
Así que este es el niño idiota que me comentaste, que te sacaba de tus casillas por ser pobre —mirándolo despectivamente de abajo hacia arriba—. Sí que lo es, luce tan mal y es poco agraciado —una parte era verdad lo que decía, no lucía bien, en sí tenía la apariencia de una chica, delgado, con la piel tan pálida y con un flequillo que lo hacía parecer tierno.

—Estoy apurado, déjenme pasar —hice caso omiso a su petición, su voz era tranquila y seria a la vez.

—Antes que llegaras, estuvo de ofrecido, dijo que quería acostarse conmigo —sabía que no era cierto, pero tuve que seguir todo el juego.

—¡Eso no es verdad, idiota! ¡Jamás dije eso! —aquel chico de quien no sabía su nombre, mostró un rostro de sorpresa y en poco tiempo de furia al oír eso.

—¡HEY! ¡A quién llamaste idiota, bastardo! —interviniendo Allen, acercándose y empujándolo tan fuerte que terminó en el suelo.

—Mira, resultó ser una niñita delicada que ni siquiera puede esquivar un golpe.

Los golpes continuaron entre todos, era imposible escapar para él, además nadie podía ayudarlo. Pensé que esto no acabaría nunca, empecé a sentir lástima por aquel chico...mi interior decía que lo dejara, hasta que un alboroto apareció.

—¿Qué es ese ruido? —pregunté a Kenia.

—¡OH! —acercándose a la ventana Kenia—. Es el chico guapo de ojos ámbar, vino de nuevo, no me lo puedo perder su llegada... ¡TIENES QUE CONOCERLO ELI! —hablando emocionadamente, tomando mi brazo y llevándome muy rápido. Nos dirigíamos a la parte central de la escuela, se escuchaba murmullos de todo tipo desde chicas emocionadas y chicos sintiéndose celosos... no sabía cuál era la razón para estar así. Hasta que noté al mismo chico guapo que me crucé en la mañana, al parecer el destino nos había hecho encontrar nuevamente. En ese momento que lo aprecié bien, era alto y demasiado guapo como una misma celebridad. Nadie sabía por qué razón llegaba al colegio, salvo porque tenía algún familiar aquí, pero todos se preguntaban quién era, tal vez tenía la misma belleza que aquel chico. Mi rostro cambió rápidamente: de lucir rudo, ahora parecía un tonto enamorado.

—¡HEY! No me digas que te gustó aquel tipejo —susurrándome Allen, regresé para darle la cara.

—Cla-ro q-que no... Bueno, este no puedo negar que es apuesto, pero no —sentía que mi cara iba a incendiarse.

—Pero tu rostro me dice lo contrario Eli, además, no es bueno que te guste aquel hombre, según los rumores dicen que un mafioso —mirándolo con incredulidad.

—Sabes que mejor me voy —saliendo de la gran multitud, que se había reunido.

—¡Hey! Eliii... Vuelve aquí hermano, tenemos que hablar muchas cosas.

—¡Vete a la mierda!

—JAJAJA... Siempre siendo tan hostil, por eso te amo —despeinándome.

—Idiota, hijo de... Ve aquí no huyas ¡MALDITO!

Es así como pasaron varias semanas, mi compañero de alado algunas veces faltaba y otras veces venía, pero con nuevos moretones en el rostro que lo hacían lucir más feo de lo que era. Eran tan misterioso, no hablaba absolutamente nada, por más que le hiciéramos cualquier cosa, su actitud agresiva y desafiante había desaparecido, lucía como un chico aterrado. No pude aguantar más esta incertidumbre, que decidí perseguirlo solo sin que los otros se entrometieran.

Él como siempre iba solo, cabizbajo como si algo lo aterrara... No caminamos mucho, en poco tiempo llegamos a uno de los edificios más lujosos de la ciudad, Mateus entró... en ese momento se vino a la cabeza muchos pensamientos, tal vez aquel chico era hijo de uno de los más grandes empresarios y dueño de este edificio y si en verdad era un chico rico y nosotros los despreciábamos. Decidí arrinconarme a un árbol que estaba detrás de mí, me senté y seguí reflexionando sobre todo esto, no medí el tiempo en ese momento. Sin embargo, Mateus salió de aquel lugar, lucía asustado y echando a correr, al ver esto decidí nuevamente perseguirlo. Esta vez, no sabía hacia dónde se dirigía, y a comparación del otro lugar. Mateus llegó a una casa antigua, pero que albergaba a niños de todas las edades, ellos sonrieron al verlo llegar, él los abrazó con tanta ternura e ingresó. Pasó como media hora, para que vuelva a salir, pero ya no era el mismo Mateus que lucía mal, sino un chico con unos ojos azules como el cielo, que reflejaba tristeza, a distancia cualquiera podría decir que era una chica por su delgado cuerpo. No llevaba el uniforme, eso me hizo pensar que es allí donde vivía, muchas preguntas de nuevo se me vinieron a la cabeza, hasta...

—¿Buscas algo? —preguntó una voz femenina con tanta seriedad y frialdad que me hacía helar la piel, giré para responderle, lo más tranquilo posible.

—Y-Yo soy... —al mirar el rostro de aquella mujer me hizo recordar a una asesina de una película.

—Te pregunté si buscabas algo, no me has respondido —caminando hacia mí, no quería que esto se hiciera grande y Mateus se diera cuenta de que lo estaba espiando.

—Y-Yo... Soy amigo de Mateus, mucho gusto y me tengo que ir —sé qué fue lo más estúpido que dije, pero era lo único que se me ocurrió. Esa tarde tan larga, fue muy agotadora, pero logré averiguar muchas cosas ocultas de aquel chico extraño llamado Mateus.

Quise encararlo y amenazarlo con esclavizarlo, pero de nuevo no vino, supuse que no era una enfermedad, porque él lucía completamente bien ayer. A la salida, no me quedé con el grupo porque quería ver a Mateus lo más pronto posible, quería ver ese rostro de nerviosismo cuando me vea llegar a su "lujoso lugar". Sin embargo, las cosas no fueron como lo planeé, ya que aquella mujer que parecía una asesina se encontraba en una esquina, cuando volteó la mirada y la fijó en mí, se fue acercando, quise correr, pero fui detenido por dos hombres más.

—No tengas miedo, necesito hablar contigo a solas, es algo que te puede interesar sobre Mateus —cuando escuché aquel conocido nombre, mi aspecto de horror se transformó en curiosidad. Acepté conversar con ella, nos dirigimos al mismo edificio enorme donde estuvo ayer Mateus.

—Y ¿Qué hacemos aquí? —pregunté con curiosidad.

—Eres amig... —mirándome de abajo hacia arriba—... Amigo de Mateus.

—Sí, lo soy, que tiene de malo serlo —tuve que tener confianza de mí mismo y afrontar todo.

—Esto es raro...

—¿Por qué lo dices? —la curiosidad se iba apoderando cada vez más.

—Casi nunca se le ha visto que tenga amigos, es un chico solitario.

—Bueno, tuve muchas dificultades en acercarme a él y...

—Deja de mentir y vayamos al grano, tú quieres saber acerca de él, ¿cierto? Y por qué un chico tan pobre puede estar en uno de los colegios más caros de este lugar —su repentino cambio me asustó, me dejó helado y no sabía qué responder, pero cuando dijo la última parte, tuve que tratar en ponerme nuevamente en postura.

—No sabía que eres una mujer astuta, pero bueno... Sí, tienes razón, quiero saber acerca de él.

—Bien... Con una simple mirada podrás saberlo todo —sus ojos verdes mostraban satisfacción al decir cada palabra, es como que a ella le agradaba el sufrimiento de Mateus.

—Entonces, qué debo mirar para saber todo acerca de él.

—Ve al departamento 505, allí lo encontrarás... Mmm, toma esta tarjeta te servirá para acceder al departamento —
entregándome la tarjeta, con una sonrisa—. Espero haber resuelto tu duda... Puedes entrar —no perdí el tiempo, me dirigí aquel departamento.

El lugar sí que era de todo lujo. Llegué, introduje la tarjeta y coincidió... Tenía un presentimiento que nada bueno iba a pasar, escuché algunos ruidos y en uno de los cuartos tenía la puerta semiabierta, decidí acércame con cuidado.

Lo que vi en ese momento me dejó pasmado.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora