ÉL CONOCE UNA PARTE DE MÍ Y YO LA DE ÉL

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Él estaba en peligro, pude notar las múltiples heridas y moretones que se habían formado en su rostro. Una parte de mí decía que debía confiar en él, no me quedaba de otra que ayudarlo.

-Nadie le hará daño, este es mi asunto, así que nadie se mete. ¿Entendido? -Mateus se encontraba recostado en mi hombro, pude sentir el miedo que provenía de su cuerpo.

-Woaoh... Qué te pasa Eli, te picó un bicho o algo, sabes que som...

-Te dije que este es mi asunto, lo que me estás diciendo me hace sentir débil y sabes que no lo soy, así que déjame en paz por esta vez -tomé a Mateus y lo llevé a mi auto donde Joe me estaba esperando, él se quedó sorprendido al verme llegar con Mateus, pero no dijo ninguna palabra al respecto, sabía que en mis asuntos nadie se metía.

Mateus se veía extremadamente mal, debido a su estado preferí no hablar en todo el camino y decidí llevarlo a mi casa para curarlo de las heridas que tenía, no entendí en porque lo hacía, pero quería saber más acerca de este chico con misterios. Con la ayuda de Joe, pude llevarlo al cuarto de huéspedes, autoricé que me dejaran a solas, él dormía profundamente que no notó ni siquiera que le estaba sacando el uniforme.

-Mierda... Ese idiota -el cuerpo de Mateus, tenía muchos moretones, y cada vez que iba descendiendo los moretones iban aumentando, lo peor fue encontrar sangre en su ropa interior, esto era evidencia de una violación "Te ves tan mal" iba curando algunas heridas. Cuando terminé, lo dejé descansar.

Cuatro horas fueron lo que estuvo durmiendo, yo me encontraba sentado frente a frente, esperando que abrieras los ojos y poder iniciar la conversación que esperaba. Cuando de repente los abrió de golpe.

-¿Qué hago aquí? -Levantándose de golpe, de pronto se dio cuenta que estaba desnudo y mirándome, pude notar su vergüenza, fue tan tierno verlo así-. Y-Yo... -cubriéndose con la sábana hasta el cuello, y bajando la cabeza.

-Si te preguntas dónde está tu ropa, la mandé a lavar porque estaba llena de sangre, además que decidí curarte las heridas, como te podrás dar cuenta.

-N-No era nece-sario que lo hicieras.

-El punto es el siguiente -mirándome repentinamente a mis ojos-. Sabes a qué me refiero.

-Entiendo, yo no sé cómo explicar esto, fue tan inesperado, todavía sigo asustado -se podía apreciar en su rostro, el terror de lo que había pasado.

-Dímelo, tal vez puedas convencerme de lo que vi ayer y pueda pensar diferente de ti -tragando saliva, comenzó narrándome su historia, se podría decir trágica.

-Solo quiero pedirte que no me juzgues -sujetando las sábanas con fuerza, empezó-. Bueno, yo... Soy huérfano, mi madre murió en un incendio que yo presencié, no pude hacer nada para salvarla. Fui llevado a un orfanato donde las madres cuidaron de mí.

-¿Y tu padre? ¿No se hizo cargo de ti?

-Mi padre nunca me quiso, siempre dijo que mi nacimiento había sido un estorbo en la relación que mantenía con mi madre. A decir verdad, él la amó mucho, pero por cosas del destino ambos se separaron, poco tiempo después me enteré de que él había fallecido a causa de unos ajustes de cuentas.

-Ya veo, continúa qué pasó cuando llegaste al orfanato.

-Pasé toda mi vida allí, en estos momentos me dedico a cuidar a los niños y bien ahora te preguntarás como un chico de clase tan baja como yo pudo llegar a un colegio de adinerados. Bueno, la respuesta es la siguiente... Aquel hombre que viste ayer haciendo esas cosas, aquel hombre que llegó al colegio -con lágrimas en el rostro-. Ese hombre es el dueño de aquel orfanato, y quería que desalojemos el lugar de inmediato, pero como no teníamos a donde ir, tomé la decisión de hacer un acuerdo con él en realizar todo lo que deseaba, a cambio de que nos deje permanecer allí, ambos estuvimos de acuerdo, me hizo firmar un contrato, donde si incumpliera una de esas cláusulas recibiría un castigo y...

-Y eso fue lo que sucedió ayer, ese es el castigo que te dio por incumplir algunas de esas reglas -asintiendo con la cabeza.

-Sí, pero no sé por qué lo hizo... Si yo había cumplido todo lo que me pedía a la perfección... No logro entenderlo -cogiendo parte de su cuerpo.

-Pienso que fue una trampa -mirándome sorpresivamente.

-¿Ah?

-Sí -lo miré atentamente-. Él sabía que yo estaría allí... Y qué mejor que dejarte en vergüenza frente a mí, uno de tus compañeros del salón.

-¿Por qué haría eso? No entiendo - bajando su mirada.

Haciendo un breve silencio-. Bien -acomodando mi voz-. Ahora que sé una parte de ti, me pareces que eres un buen chico -hice una pequeña sonrisa-. Aunque un poco feo para mi gusto -hizo Mateus un gesto muy raro, en ese instante aprecié un poco de ternura de él-. Cuando estoy cerca de ti, puedo sentir una confianza y lealtad, pues parece que terminaras siendo mi amigo.

-E-Espera y tu grupo, Allen y los otros... Qué pasará con ellos, no creo que les vaya a gustar que estés cerca de mí.

-Ese grupo de IDIOTAS, me quieren ver la cara de tonta. Sinceramente no los soporto -pronto noté la cara de Mateus un poco confundido-. ¿Qué? ¿Dije algo raro?

-Eres una chica, ¿verdad? -solo sonreí.

-Mmm... Mucho gusto soy Eliana, más conocido en esta ciudad como Eli. Me gusta vestirme como chico porque siento que no puedo ser débil ante los demás y realmente es mucho más cómodo.

-Waooh... -dando una pequeña sonrisa tímida-. Mucho gusto... Bueno, ya sabes mi nombre.

Desde aquella vez que entablamos una larga conversación, nos hicimos muy amigos hasta creo que lo considero como mi hermano menor, aunque tengamos la misma edad, sé que por mi culpa tuvo que pasar todo ese sufrimiento, cometí un error en no contarle la historia completa, pero... No deseo causarle más dolor.

Todas las tardes voy a ayudarle con los niños, es muy divertido y relajante. Sé que nuestra amistad traerá muchos problemas. Sin embargo, espero que se termine, Mateus.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora