Me desperté y logré notar que el día estaba oscuro como era habitual. El dolor de mi cuerpo parecía haber empeorado aún más, hice varios intentos en ponerme en marcha, sin tener resultado positivo. Opté en estar en una posición más cómoda y recordé todas las cosas crueles que me hizo pasar el director desde nuestra estadía en este lugar, pensé que viajar con él sería algo maravilloso y tal vez él me daría la oportunidad de conocernos mejor, preguntarme muchas cosas. Sin embargo, lo único que fui capaz de recibir fue muchos golpes por parte de él, diciéndome que son castigos, encima tener que soportar a Loren. "Esto es parte del contrato, yo lo elegí, así que no me queda más que soportar mi decisión".
De pronto, escuché algunos pasos que se acercaban, se detuvieron por un instante, yo cerré mis ojos haciéndome el dormido en caso de que fueran abrir mi dormitorio. La llave comenzó a girarse y abrió lentamente la puerta de mi habitación. Nuevamente pasos lentos se acercaron hacia mi cama, yo aún mantenía mis ojos cerrados, sabía que el director estaba observando cada gesto mío o cada error que pudiera cometer para volverme a castigar.
—Despiértate —su voz suave y profundo hizo que abriera mis ojos, pude contemplar su hermoso y bien formado cuerpo, con su piel blanca pero no tan pálida como la mía, y sobre todo lo que más llamaba la atención esos ojos dorados que reflejaban autoridad y frialdad—. Siéntate, necesito curar tus heridas, quiero que te recuperes y puedas hacer algo en esta casa, no te traje como simple adorno —solo asentí, adolorido me senté en el filo de la cama, esperando alguna instrucción más. Él se dirigió al baño, al poco tiempo volvió hacia mí con algodón y otros frascos que yo no sabía cuál era su uso.
Mientras él masajeaba mi cuerpo con delicadeza, sus grandes manos tocaban mi piel era como si un dios me estuviera dando su bendición, la sensación extraña que hacía que todas mis esperanzas de que él pudiera darme un poco de cariño aumentaran. Sentir su piel tocar la mía, provocaban que mi excitación apareciera, en ese transcurso de tiempo, no podía darle la cara, pero sí podía ver sus movimientos, ¿Qué estaría pensando al tocarme?, sentiría lo mismo que yo siento con cada caricia que hacía o tal vez era una alucinación y él nunca estuvo aquí. Ansiaba tocarlo, si tan solo me lo permitiera...
—Ni se te ocurra —su cambio de voz seria y profunda, hizo que se me congelara y escarapelara todo el cuerpo, mi mano que estaba a punto de tocarlo se mantuvo en el aire. Él me miró con desprecio como siempre lo hacía y se retiró de mi lado, manteniendo una distancia prudente—. Veo que tú no entiendes las reglas, y para que se te entren en tu cabeza necesitas que te golpee —sujetándome mi rostro con fuerza y haciendo que vea su rostro, notó que tenía una expresión de terror y las lágrimas se derramaban, echándome de golpe en la calma—. Esta será la última vez que muestre consideración contigo —retirándose de mi habitación y echándole llave, supuse que hoy tampoco comería y que había cometido un error grave "¿Por qué soy un idiota?".
Pasaron algunas semanas que noté alguna recuperación en mi cuerpo, se podría decir gracias a los masajes que esa vez me dio el director. Desde muy temprano me levantaba hacer la rutina indicada por el director: limpiar cada parte del departamento, a excepción del cuarto que eran ocupados por las dos personas, servir el desayuno, no tardarían en aparecer y esperar con atención alguna otra indicación que diera el director o Loren.
Esperando con atención a que se abriera la puerta de su habitación, oí el sonido del intercomunicador sonar, yo solo podía abrir cuando se trataba de la comida que era exactamente tres veces: a las 7:30 am, 1:30 pm y 8:00 pm, las demás ocasiones eran atendidas por el director, pero esta vez sonó a las 7:40 am, pensé que tal vez el chico que me otorgaba el desayuno se había olvidado de darme algo o yo de entregarle. Sin duda, abrí la puerta sin atender el intercomunicador y asegurarme que era él, me di con la sorpresa que era una mujer adulta, con un rostro dulce y amigable me pidió que le hiciera el favor de regalarle un poquito de azúcar, me dio un frasquito para colocarlo allí, yo quedé sorprendido, ya que nunca imaginé que alguien se le pudiera acabar el azúcar en un lugar de ricos, ella me miró al notar mi rostro de sorpresa y sonrió.
—Ya sabes muchacho, aquí no hay tiendas cerca y es muy temprano para ir al supermercado, así que por qué no pedir de favor a mis vecinos —lo que no entendí es por qué eligió este lugar, si el director se levantaba era capaz de cerrarle la puerta en su cara, encima yo recibiría una paliza. Al principio, dudé en hacerle el pequeño favor o no, además al ver que aún no había respuesta de que ellos se levantarán, decidí apresurarme, me dirigí a la cocina, llené el pequeño frasco de azúcar, corrí hacia la mujer adulta, le entregué el pequeño frasco, ella muy sonriente lo recibió—. ¿Puedo saber cómo te llamas, muchacho? —yo asentí.
—Mateus —le dije apresurado y ansioso de que se retirara ya, antes que el director se levantara.
—Bien, Mateus, muchas gracias —me dio una amplia sonrisa de agradecimiento, me hizo recordar a las sonrisas que me daba mi madre cuando era pequeño. La anciana se dirigió a la puerta que estaba al costado del departamento del director—. Somos vecinos, si te sientes aburrido puedes venir a mi casa —yo solo le di una sonrisa.
Cerré la puerta y quedándome frente a ella "¿Cuándo iba a ser capaz de tener tiempo para darme el lujo de ir a charlar con una vecina?" Encima el director jamás lo permitiría, me quedé un rato pensando en eso, hasta que escuché una voz diciéndome.
—¿Quién te dio permiso para hacer esos tipos de favores? —rápidamente giré mi cuerpo, con la cabeza hacia abajo.
—Y-Yo so-solo...
—Este tema lo hablaremos después con Nam, no esperes que te saldrás librado, eh... Bien, ahora cuál es mi comida —le indiqué dónde debía sentarse, aunque ella sabía dónde era su posición, solo lo hacía para hacerme saber que ella también podía darme órdenes.
Me di cuenta de que el director no había salido junto con ella, porque siempre sabían tomar el desayuno juntos, me tomé la molestia de preguntarle acerca del paradero del director—. E-El director... —su mirada se entornó en mí, yo tragando saliva—. ¿El director no va a desayunar aún?
—No —dando una negación un tanto molesta, comprendí que no debía seguir preguntado—. Además, no tengo por qué dar respuestas a la servidumbre o los esclavos como tú, no sé qué clase de relación tengas con él, pero trataré que ya no lo hagas más... Ahora sí, largo, la comida para los animales se sirve al final —me entró miedo de lo que pudiera hacerme, por más que trataba de hacer las cosas bien, parecía que Loren me odiaba más. Entré y cerrando mi cuarto, me senté en mi cama y contemplé mi ventana que siempre estaba abierta por orden de él, apreciaba el frío que entraba en ella, haciendo que mis pensamientos por un lapso se disiparan.
ESTÁS LEYENDO
El Contrato
Teen FictionEl contrato cuenta la historia de un joven alimentado por el deseo de venganza, hará todo lo posible para tratar de acabar con su medio hermano. Utilizará los medios que crea convenientes para tenerlo a sus pies, sin darse cuenta de que poco a poco...