LOS DOS HERMANOS

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Necesito diversión, estar aburrido en esta oficina llena de papeles, no lo soporto más, he pasado más de treinta años en este maldito puesto. Y ese bastardo de Luis ni siquiera me ha considerado en ascenderme, prefirió darle a ese mocoso estúpido insolente e incapaz de Nam, que solo con abrirle las piernas, cayó inmediatamente a sus pies. Es que acaso ese tipo no se da cuenta de que ese estúpido crío lo está utilizando, solo desea su poder y dinero... aahh ahora quién será, ni siquiera puedo descansar un momento sin que la gente interrumpa—. ¿Bueno?

—Hola, gerente Eduard ¿Cómo va con el trabajo? —hablando del rey de roma...

—Todo bien, presidente Luis... ¿A qué se debe su llamada?

La tonalidad de su voz cambió de repente, pensé que estaba a punto de despedirme cuando escuché tal seriedad—. Quiero que hagas algo para mí, en este mismo instante.

—Sí... Sí, dígame presidente Luis, soy todo oídos.

—En este momento, irá un mocoso de ojos azules hacia tu oficina supuestamente tú lo llamaste para que limpie tu oficina, pero harás lo siguiente...

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—Mateus, hay una llamada es de la oficina 2876... debes ir a limpiar allí, el gerente Eduard es un poco molesto, si haces bien tus cosas, no tendrás que preocuparte.

—Sí, señor, estaré allí ahora mismo —tomé todo lo necesario para hacer la limpieza, para suerte mía podía tomar el ascensor con tranquilidad, ya que la mayoría de las veces estaba todo repleto. Ya era como un mes después de nuestro último encuentro con el director que no lo había visto. Según los rumores dicen que él ahora tiene una novia... Puede ser verdad, tal vez encontró alguien que él verdaderamente quiera, no sé por qué estoy comenzando a llorar, no deben verme así, sería muy vergonzoso "Tranquilo, Mateus"

Cuando llegué a la oficina, el espacio estaba sin personas, siempre que iba a las oficinas encontraba por lo menos a sus secretarios dándome las indicaciones, pero esta vez nada—. Buenas, soy del servicio de limpieza —mientras tocaba la puerta despacio, ya que me dijeron que este gerente era uno de los más odiosos de la empresa, por eso debía tener cuidado.

—ADELANTE —fue una sorpresa verlo, ya me había topado con él anteriormente era aquel señor que me empujó fuertemente y se fue molestó cuando me disculpe. Y si me recuerda, estaría perdido.

—Buenas tardes, gerente... Si me permitiese vengo a limpiar su oficina.

—Está bien, puedes limpiar mi escritorio, retira con cuidado las cosas —su voz era tranquila, pero tenía una sensación de inquietud como si algo malo fuera a ocurrir "Aaah Mateus andas paranoico, tranquilo... debes de hacer bien tu trabajo" pensé que se retiraría. Sin embargo, se sentó en un sillón con aspecto antiguo... su mirada se fijaba en cada movimiento que hacía, lo que me ponía más nervioso.

—No estás nada mal.

—¿Disculpe?

—Tu trabajo no está nada mal, a pesar de ser muy joven, lo sabes hacer muy bien —no tardó en levantarse de su asiento, para acercarse a mí con una gran sonrisa reflejada en su cara—. Tus ojos son muy hermosos, es una tonalidad que no se ve mucho aquí —tomando mi rostro con cuidado, por mi parte traté de no mirarlo, estaba asustado—. Y qué decir de tu cuerpo escultural, cualquiera podría decir que eres una chica —trayéndome hacia su delante, me tenía apretado junto a él... las posibilidades de zafarme no eran muchas, grité que me soltara que me estaba haciendo daño—. Qué idiota, nadie te escuchara —susurrándome al oído. Tirándome hacia el suelo y retrocediendo mientras él se iba acercando.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora