Me desperté solo en la cama, desnudo y con moretones en todo mi cuerpo, no quería recordar lo que pasó ayer, no quería. Traté de levantarme, en mi primer intento sentí que me partía en dos, unas lágrimas y un leve gemido escapó de mí. Cómo no iba a recordar lo que me hizo ayer. Lo peor de todo es que no había ningún odio contra él, al contrario, me hacía pensar que todo había sido mi culpa, pero qué culpa, tal vez por haberme recostado en su hombro, solo por eso.
Escuché unos pasos venir hacia mi cuarto, sabía que era él, hice el intento nuevamente de ponerme de pie, pero no pude. Cuando abrí mis ojos, él estaba allí, en frente mío, tan bonito como siempre... Su mirada fue escalofriante para mí.
—Es hora de que te alistes —me sujetó del brazo y me levantó inmediatamente, inconscientemente hice un sonido agudo de dolor, él se dio cuenta, pero no le dio importancia, se apresuró a llevarme al baño, al primer paso caí, a él no le interesó y continuó arrastrándome. Cuando llegamos al baño, me encerró.
—Tienes aproximadamente veinte minutos para que te cambies y bañes, te quiero en la sala a las ocho y cuarenta, si no recibirás un castigo peor al que te di ayer, eso que fue muy noble de mi parte. Entendiste.
—Sí, director —escuché cerrar la puerta, tan solo tenía veinte minutos, lo peor es que no podía moverme, todo mi cuerpo estaba adolorido, me metí a la ducha con mucho cuidado intentaba lavarme. Al salir cuidadosamente dando pasos lentos, cogí alguna ropa que había traído y me puse. Salí del dormitorio, allí fue cuando pude apreciar el grandioso lugar, era enorme y hermoso, tenía un balcón donde habría una oportunidad tal vez de ver las calles... Fui caminando, apoyándome en las paredes, cuando de repente salió el director que al parecer era su habitación, sería hermoso igual que él, aunque él superaba todo. De pronto, él me miró, yo de inmediato bajé la mirada, no podía mirarlo de frente, sus ojos amarillos parecían ser que me dominaban.
—Justo a tiempo. Sígueme, necesito hablar contigo acerca de tus obligaciones a partir de hoy —su tono de voz tan maduro, lo seguí hasta la sala, donde yo esperaba que me diera orden para sentarme, pero no lo hizo ni tampoco quería, sería más doloroso para mí—. Mateus, de ahora en adelante aparte de tener sexo contigo como siempre lo hacemos de acuerdo al contrato, harás otra cosas —puso su mirada en mí, nuevamente bajé la mía—. Mírame —hice lo que me pidió, pero se me fue difícil mantenerlo —como te decía, harás otras cosas más que te será encomendadas, no saldrás de este lugar sin mi permiso o indicación... Ni tampoco te llevaría conmigo, sentiría vergüenza, limpiarás todo este salón, no cocinarás sino que pedirás comida luego te indicaré a quién le pedirás y a qué hora, debes ser el primero quien se levante. ¡Ah!, limpiarás mi cuarto cuando yo te indique, comerás cuando yo termine y me retire de la mesa. Por el momento, estos son tus responsabilidades... Son fáciles de cumplir, pero déjame decirte que cualquier error que cometas pagarás con el sudor de tu frente, solo sigo las reglas del contrato que firmaste tú mismo.
—Sí, director haré lo que usted diga y seré castigado de acuerdo con las faltas que haya cometido —bajando mi mirada.
—Bien... En este momento saldré, quiero que todo este lugar esté limpio antes de mi llegada —asentí, él se levantó y emprendió rumbo desconocido. Sentí una paz interior en el momento que lo vi partir, ahora mi tarea era hacer limpieza, no tenía ni idea de cómo empezar y cómo lo haría, con las justas podía mantenerme en pie y ni siquiera había tomado desayuno.
Ya habían pasado cerca de tres horas y aún no había terminado con la limpieza, lo habría terminado en poco tiempo si no estuviera adolorido. El miedo recorrió por todo mi cuerpo, hasta dejé caer el plumero que tenía en mano, cuando vi abrir la puerta, ni siquiera tenía la valentía de ir corriendo y encerrarme en mi habitación, era más seguro que él de un solo golpe lo abriría y me mataría. De pronto, escuché una risa de una mujer, claro que era una mujer entrando al departamento, pero qué hacía con el director.
—Oh... Nam, este lugar es hermoso... Woow —de pronto ella me observó con desprecio—. Mmm, me puedes decir ¿quién ese chico? me dijiste que pasaríamos los dos solos. Estas son tus vacaciones ¿nos es así? — volteándose hacia el director haciendo un puchero como una niña, lo cual me dio unas ganas de golpearla, pero de pronto él acarició su rostro, y dándole una sonrisa la más radiante.
—Él solo me ayudará con la limpieza y otras cosas más, además no nos interrumpirá, ¿no es así Mateus? —su mirada cambió rotundamente volviéndose más seria cuando se dirigió a mí.
—Sí, director —no sabía hacia dónde dirigir mi mirada.
—Bien... Ahora ayuda a cargar las maletas de Loren, ella se quedará con nosotros a partir de ahora —esas palabras resonaron en mi mente, tenerla aquí, presentía que iba a ser un problema, todo un problema—. ¡APRESÚRATE! —su voz hizo que reaccionara de inmediato, aunque un poco lento por mi adolorido cuerpo, cargué sus maletas con dificultad y las conduje hacia el cuarto del director. A decir verdad, empecé a sentir celos por Loren, ella iba a dormir junto a él.
—Con permiso, pediré algo para la señorita Loren, debe tener hambre.
—No quiero —acercándose hacía el director—Mmm... ya que hace tiempo que no nos vemos mi querido Nam, qué te parece si... —tocando su cuerpo, parecía que él no tenía ninguna reacción, pero me equivoqué, él sonrió lascivamente y tomándola de la cintura.
—Me parece una buena idea de tu parte —no continuó al notar que estaba parado como un tonto escuchando toda su conversación—. ¿Qué haces aquí? No dijiste que ya te largarías —sus palabras dolían como el alma, hice una pequeña reverencia y salí, cerrando la puerta. Pasó poco tiempo que empecé a escuchar gemidos fuertes salir de la habitación, no quería imaginar esa situación, pero en verdad estaba sucediendo "Sé fuerte Mateus, sé fuerte". Las lágrimas comenzaban a aumentar su recorrido en mi rostro, de inmediato me tapé mis oídos "No puedo más".
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El Contrato
Teen FictionEl contrato cuenta la historia de un joven alimentado por el deseo de venganza, hará todo lo posible para tratar de acabar con su medio hermano. Utilizará los medios que crea convenientes para tenerlo a sus pies, sin darse cuenta de que poco a poco...