ANTES DE LA BODA

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—Aaaah... ¿Dónde estoy? —no recordaba nada de lo que había pasado anoche, no tenía alguna idea de cómo había llegado a este lugar—. Mi cabeza —pronto me di cuenta que estaba desnudo entre las sábanas, viendo esto el primer pensamiento que se me vino a la cabeza es que había tenido sexo con alguna mujer—. ¡AH!, ya sé dónde estoy... Mi habitación —sentándome sentí un dolor terrible en la cintura—. Du-Duele —mirando por un rato por toda mi habitación como si estuviese buscando algo, tomé el pequeño reloj que estaba en la mesita—. Doce —sorprendido por lo tarde que era, además recordé que día era hoy "La boda es a las cuatro", bostezando decidí levantarme de la cama para ir a bañarme—. ¿Q-QUÉ SIGNIFICA ESTO? —veía como mis piernas temblaban y pronto descendía un líquido transparente por ellas—. NO, NO, NO —mis piernas no resistieron y terminé en el piso, tapándome la boca, no podía creer que haya tenido sexo con un hombre y ni siquiera recordaba con quién lo había hecho—. ¿Qué voy a hacer? —traté de recordar aunque sea algo de la noche anterior, lo único que se me venía a la mente antes de estar completamente ebrio era que rondaba por todo el patio buscando más licor y escogía a mujeres que más o menos se apareciese a Mateus para bailar—. ¿Cómo terminé en esto?... Y si hice algún trío o una orgía —lo que más me asustaba es que no habíamos usado protección y se habían venido dentro de mí—. Y qué tal si resulta ser cierto lo que me dijo el doctor —"Hey, Nam reacciona... mantén tu postura que eso no es verdad, no tienes por qué preocuparte, aunque debería... y si alguno tenía una enfermedad de transmisión sexual"—. ¡AAAH! MIERDA— si me hubiese controlado en la bebida, pero eso sería imposible estaba tan dolido por lo de Mateus—. Siento que voy a colapsar en cualquier momento —traté de guardar compostura, hoy debía de actuar como si fuera un novio feliz, así que tendría que olvidarme de este asunto—. Tengo que ducharme... Sí, eso haré... Voy a calmar un rato este problema estando allí —me levanté con cuidado.

Mientras estaba en la ducha, me sentía tan extraño, yo siempre había tenido cuidado en no acostarme con hombres, prácticamente solo era de propiedad del viejo "Y si fue el viejo quién hizo esto" lo descarté inmediatamente, ya que él no es muy paciente conmigo al momento de tener relaciones, siempre terminaba golpeándome "Dios quién pudo ser... NAM RECUERDA, POR FAVOR" golpeé con ira la pared por la impotencia de no recordar nada "¡LO TENGO! Llamaré a Héctor, tal vez él tenga algo de información". La idea de hablar con Héctor no me tranquilizaba del todo, puede ser que él ni siquiera se haya dado cuenta de con quienes estaba.

Al salir de la ducha, lucía aturdido que no me di cuenta de que salí empapado y desnudo del baño, y que Mark se encontraba colocando los trajes en la cama—. Mi señor, buenas tardes —lo miré y luego mirando mi cuerpo, entré en pánico, tapándome con mis dos manos mi miembro, Mark por su parte fue donde estaba mi armario y trayendo consigo una bata la colocó en mi alrededor—. Usted luce extraño hoy. ¿Pasó algo?

—Mark, — mirándolo atentamente— sobre anoche... —para más comodidad, por lo de mi cuerpo, fui a la cama y me senté—. Sobre anoche. Sabes cómo terminé aquí.

—Mmm... Sí, ayer estaba muy borracho, no sabía ni donde estaba parado.

—¿Tú me trajiste?

—Sí —entonces, eso quería decir que yo pasé la noche con él, mirándolo asustado—. Mi señor, ¿se siente bien? —yo tan solo asentí y le pedí que continuara, tal vez estaba sacando conclusiones apresuradas—. Bueno... Estaba tan borracho, que el joven César lo tuvo que cargar hasta el carro, gracias a su ayu-

—Espera un momento... Dijiste ¿César?

—Sí

—¿Él estaba allí?

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora