EL NUEVO CHICO DE OJOS ÁMBAR

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En el hospital, recuperándome de las heridas causadas por esos bastardos, ya llevaba casi dos meses en ese maldito lugar, ya no sabía qué hacer para escapar de esta habitación, siempre era detenido por Nana. El doctor Smith, amigo de mi padre, siempre cuidaba de nosotros en cualquier problema, bueno este es uno de ellos.

La verdad no recuerdo qué sucedió después que Luis estaba cerca de nosotros apuntándonos con un arma, fue allí donde perdí las fuerzas y terminé desmayándome. Notando que no tenía ninguna herida de bala, supuse que él no logró dispararnos porque Nana tampoco las llevaba. Le pregunté qué había pasado con ese hombre, a lo que solo me dijo que estaba bien, y que no me preocupara más por él, al fin y al cabo, yo iba a correr a buscarlo para decirle que habría sobrevivido. Eso me molesto mucho, pero a la vez era cierto lo que decía. La verdad es que quería un futuro para mí, no quería ser el chico que daba lástima y que mi padre siempre me viera como el inútil que no serviría para nada, estaría dispuesto a demostrarle que yo sí valgo la pena.

Por otro lado, Nana también me comentó un incidente que ocurrió hace algunos días. Me sorprendió bastante lo que había sucedido que no sabía si reír o llorar de felicidad.

—¿Estás diciendo la verdad? —la miré con una gran sonrisa—. Waoh... No sabía que lo llegaría hacer, es sorprendente Nana, hizo lo que le dije —creo que en ese momento iba a ponerme a saltar sobre la cama de alegría.

—Parece que sí mi señor, hizo caso a su pedido, pero hay una cosa que no salió como se debe —mi rostro cambió de expresión rápidamente.

—¿Qué acabas de decir? ¡Acaso no me digas que sobrevivieron al incendio! —ella solo atinó a sonreír—. ¡Hey! Yaaa... No estoy para jugar en estos momentos.

—Lo siento mi señor, pero el chico sobrevivió a las llamas, al parecer la madre se sacrificó para que él quede con vida.

—Eso no es posible, ellos dos debieron morir. ¡POR QUÉ TUVO QUE VIVIR ESE BASTARDO, EH! —alzando mi voz de molestia.

—Sé que se siente incómodo ante esto, pero puedo encargarme de él y acabar con su miserable vida si me lo permite. Estaría a gusto de acabar con ese niño.

—¡NO! Yo tengo que acabar con él, su muerte no será instantánea, sino que sufrirá al igual que el dolor que soporté por su culpa. Además, mi madre pareció adivinar esto.

—Ya veo... y déjeme preguntarle ¿Cómo piensa acabar con ese bastardo? —no tenía ningún plan en mente para acabar con él, sin embargo, tampoco necesitaba ayuda de nadie. Yo tendría que ser el único en hacerlo.

—No tengo idea, como podrás ver tengo catorce años, no tengo los medios suficientes. Es por ello, que pienso buscar a Luis, él me dijo que si sobrevivía a esto me daría todo lo que yo quisiera...tal vez lo busque en unos años, cuando se haya cansado de buscar a Kassia, Nana — mirándola fijamente, ella nunca se sentía intimidada y mucho menos por un chico como yo.

—Comprendo, mi señor, pero durante ese tiempo necesito estudiar sus pasos de aquel niño, tal vez pueda llegar a un orfanato y...

—Ya sé lo que tratas de decir Nana, y tienes razón desde ahora me tendrás bien informado de cualquier movimiento, no permitirás que sea adoptado, entendiste.

—Sí, comprendo —su respuesta se notaba su gran interés por descubrir aquel chico. Es así como el chico de ojos ámbar cambió su forma de atacar a su enemigo.

Cuatro años pasaron muy rápido, aún recuerdo que todo este sufrimiento vivido parece que sucedió ayer. Mi condición como persona seguía siendo la misma: un chico vándalo que nadie aguantaba debido a mi carácter y temperamento colérico, siempre llevando moretones en mi cuerpo por las continuas disputas. Inclusive mi último jefe me dijo que mejor serviría como una puta por mi bonita cara y así ganaría más dinero, que siendo un simple trabajador. Eso fue la razón por la que terminó en el hospital.

Después del incidente con mi último jefe, decidí buscar otro trabajo donde valore lo que soy, sabía que no tenía una educación porque al bruto de mi padre nunca le interesó mi futuro, pero lo que si podía darme cuenta es que era muy rápido aprendiendo, ya sea mirando o escuchando. Entonces porque no probar en una entrevista de trabajo que realizaba una empresa, haría todo lo que estaba a mi alcance para poder lograr el puesto.

Emprendí camino hacia el lugar, no llevaba ningún traje, no obstante, sí o sí tendría que conseguir uno.

Mientras caminaba hacia mi destino, observé algo que me dejó asombrado. El lugar era un orfanato tenía facciones antiguas, pero lucía bien; los niños correteaban por los patios como almas libres, lo que me llamó mucho la atención fue encontrar a un niño de aproximadamente diez años, se veía tan solitario y con una tristeza que lo rodeaba. Era de piel tan pálida que se igualaba a la de Kassia, mi hermana, de contextura delgada, con cabellos negros llevando un flequillo que lo hacía lucir tierno. Parecía un maniquí, de pronto él alzó su mirada y fijando en la mía, esos ojos azules intensos que reflejaban melancolía. Ambos no dejábamos de intercambiar miradas, algo me decía que lo conocía...

—¡MATEUS... MATEUS! —eran la voz de una mujer.

—AH... Sí, madre, ¿me llamaba? —respondiendo de manera confundida.

—Mateus, ¿qué haces allí niño? Ven que ya es hora de almorzar —Mateus era un extraño nombre, jamás lo había escuchado.

—Sí, madre. Ahorita voy —asintiendo se fue corriendo hacia ella, pero se detuvo a la mitad del camino para volver a mirarme de nuevo y luego continuó su recorrido.

Esa fue la primera vez que lo vi, lucía tan inocente en ese entonces, pero jamás se me cruzó por mi cabeza que sería mi hermano bastardo. Luego del primer encuentro, continué hasta llegar en poco tiempo a dicho lugar donde se estaban haciendo las entrevistas. Me encontraba vestido como un indigente, sin embargo, el problema lo solucioné en un instante al ver pasar un chico bien vestido listo para pasar a la entrevista, por algo no había pasado el mayor tiempo de mi vida en la calle. Lo golpeé dejándolo inconsciente, le retiré su traje y usurpé su lugar.

Fue así, que me convertí en "ALEXANDER KLETT" en ese momento.

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