MI CASTIGO

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Nana tocó mi puerta con la intención de darme un recado de parte del director, debía de reunirme en su departamento el día jueves a partir de las diez de la mañana, él quería conversar conmigo sobre un asunto. Al instante de recibir aquel mensaje, sentí un escalofrío recorrer por todo mi cuerpo, presentía que esta conversación, nada bueno traería.

Llegó el día jueves y tuve que levantarme muy temprano, todos pensaban que iría a la escuela, a excepción de Nana, ella era la única persona que sabía con exactitud hacia dónde iba. Salí lo más rápido posible para tomar a tiempo el bus. La distancia entre el orfanato y el departamento en donde residía el director era muy lejana, y se hacía más complicado en las horas puntas. Por suerte, aquel día, el tiempo estuvo a mi favor.

"Gold Residencial" es una de las zonas más privilegiadas de la ciudad, se conoce que en su mayoría son las personas más pudientes del país que residen aquí. Quién iba a imaginar que una persona tan joven como el director pudiera tener todo esto para él solo "Waooh quisiera llegar a ser como él".

Estando en la entrada principal y mostrando mi identificación, requisito principal para poder ingresar. El lugar parecía ser un gran laberinto de torres gigantes con ventanas "Torre C4" era dónde se ubicaba él. Presioné el botón del ascensor, tardó en abrirse, de la nada sentí un mal presentimiento, las ganas de huir era lo que más se me venía a la mente "Tengo miedo" el sonido del ascensor mientras abría sus puertas hizo que recordara dónde debía de ir "Qué cosas estoy pensando, por qué debería huir si no he hecho nada incorrecto hasta el momento". En el tercer piso, el elevador se detuvo e ingresaron dos personas más, marcaron su gran distancia conmigo y me observaron de una manera cautelosa. Tal vez, por sus mentes pensaron que era un ladrón o mendigo, mis ropas eran lo que hacían verme de ese modo. Felizmente, bajaron un piso antes que yo, llegué al piso donde estaba ubicado el departamento del director, saqué la tarjeta que me permitía ingresar y sin decir más ya me encontraba dentro "Al parecer no hay nadie" me quité los zapatos y continué caminando con la intención de buscar al director. Debía de estar acostumbrado a este tipo de silencio, pero el ambiente lo sentía totalmente diferente "Siento mucho frío". Estaba por girar a la derecha, cuando una mano reposo sobre mi boca y me atrajo de golpe hacia su cuerpo. La persona que se encontraba detrás de mí me susurró lo siguiente:

—Incumpliste una cláusula del contrato —cada vez me apretaba más fuerte.

—¡MMMMM!

—Sabes, cuál será el castigo que te daré —al ver mi silencio—. ¡LO SABES! —perdiendo la paciencia, lo único que pude hacer es sacudir de un lado a otro mi cabeza para contestarle, pude notar su satisfacción—. Bien, ahora te lo mostraré —arrastrándome en lo que duró el camino hasta llegar a su habitación, entramos y sin perder el tiempo me arrojó hacia la gran cama. No entendía por qué estábamos aquí y mucho menos que clase de castigo me daría por algo que yo no recuerdo haber incumplido "¡Miedo!" "¡HUIR!" imposible de hacerlo, él me derrotaría con solo mover un brazo. Abriendo uno de sus cajones, sacó un pedazo de tela y acercándose a mí—. Te lo advertí —sujetando mis manos "¡ME DUELE!" mi cuerpo no dejaba de temblar "¡No hice nada!" "¡No hice nada malo!"

—¡Po-Por qué hace esto! ¡No-No hice nada malo! He cumplido todo lo que me pidió. ¡T-Tengo miedo! ¡Por favor, déjeme ir! —él parecía pretender no oír todo lo que decía—. Po-Por fav... —vi cómo se iba deshaciendo de mi ropa y yo no podía tenerlo—. Po-Por favor —lágrimas empezaron a caer—. S-Se lo ruego —intenté forcejear con todas mis fuerzas, pero lo único que recibía era bofetadas por parte de él—. ¡NOOO! —sosteniendo cada una de mis piernas. N-NO, NO LO HAGA ¡DÉJEME IR! —las lágrimas recorrían mi rostro, no lo hizo desistir de lo que estaba haciendo—. N-NO, SE LO SUPLICO... POR FAVOR, DETÉNGASE —sin más, comenzó a besarme por todo el cuerpo, la sensación era extraña... Mi cuerpo comenzaba a reaccionar a sus besos—. ¡BA-BASTAAA! —sus manos tampoco se quedaba tranquilas e iban tocando mi piel—. N-NO Q-QUIERO —llegando hasta mis partes íntimas, esa hermosa mirada había cambiado a una más lujuriosa—. N-No, No lo haga por el amor de Dios.

—Acostúmbrate, porque con tu agujero —metiendo un dedo, lo cual hizo que gritara—. Tu agujero ahora me pertenece. Todo de ti me pertenece, no escaparás de mí tan fácilmente. Así huyas, te encontraré —metiéndome dos dedos más—. Mateus... Ni se te ocurra —acercándose a mí, mientras movía sus dedos en mi interior, susurrándome—. Que otro tipo intente tocarte, si no tus niños pagarán las consecuencias de tus acciones —retirando sus dedos—. Bueno, creo que ya está listo.

—Li-Listo pa-ra qué... Ya es suficiente director... Ya jugó conmigo. Por favor, déjeme —otra bofetada cayó nuevamente en mi rostro, esta vez mi cuerpo ya no reaccionaba, miré como se iba desabrochando sus pantalones y sacando su—. ¡N-NO! —abriendo más mis piernas para tener más acceso—. Nooo... —metía su gran miembro en mi interior, el dolor era terrible, sentí que me estaba partiendo en dos— . ¡NOOOO, AAAH! ¡DUELE! ¡DUELE MUCHO! ¡SÁQUELO, SÁQUELOOO! ¡AAAH , POR FAVOR, SÁQUELO! —daba gritos de súplica.

—¡CÁLLATE! No me compadeceré de una escoria como tú —sus movimientos no fueron lentos, sino que fueron toscos—. Tan apretado —"¡Sangre!" sentía como un líquido bajaba.

—Y-Ya no... pa-pare —balbuceando—. SANGRE...AAAH, POR FAVOR... AAAAAAH, SE LO IMPLoroo —las intensas embestidas continuaban, las lágrimas seguían su camino en mi rostro y la vergüenza de ser visto por Eli fue lo peor que me pudo suceder. Él estaba allí, mirando mi desgracia, sin decir ni una palabra, era evidente que estaba en shock, grité su nombre con las últimas fuerzas que me quedaba—. ¡ELI! ¡NOO, DETÉNGASE! ¡ELIII! —pero él ya se había ido.

Después de todo lo que pasó, desperté en la cama vacía y a lado mío se encontraba una nota con un nuevo uniforme, decía lo siguiente—. No quiero encontrarte allí, tienes plazo hasta el mediodía para que te largues —solo faltaba una hora para que sean las doce, mi cuerpo se sentía muy débil, no podía moverme, lleno de moretones y con un terrible dolor en mi cintura hasta pensé que me había quedado paralítico "No puedo quedarme más aquí" "Me siento sucio" cerrando mis ojos y con las pocas fuerzas que saqué pude levantarme, me cambié y salí. Mis sentimientos estaban confusos, no sabía si simplemente llorar, odiarme, vengar lo que me hizo o matarme. Sin embargo, solo conseguí llorar, antes de irme al orfanato e inventar una excusa sobre lo que me sucedió, tenía que hablar con Eli y la única manera era: ir al colegio.

Con la poca suerte que me quedaba, él se encontraba solo, su grupo no lo acompañaba, supuse que habían tenido problemas, así que era mi oportunidad. Sin pensarlo, lo arrinconé hacia un muro y coloqué mi brazo para sostenerme, ya que mis piernas no las sentía muy bien. Observándolo mejor, me di cuenta de que tenía más rasgos femeninos que masculinos "Él no es..." sacudiendo mi cabeza.

—Aléjate de mí, mierda... No quiero que tu sucio cuerpo me toque. Me das asco —sus palabras dolían mucho.

—¡CÁ-CÁLLATE! yo no soy así —de nuevo aparecieron las lágrimas—. A-Ayer lo que viste, fu-fue una trampa —él sonrió.

—Piensas que yo nací ayer. Crees que no me di cuenta, que eres una sucia put...

—¡TE DIJE QUE NO SOY ASÍ, SOLO PIDO QUE ME ESCUCHES! —di un fuerte golpe al muro, él se quedó asombrado, sin decir ni una sola palabra.

—¿Este idiota te está haciendo algo, Eli? Podemos encargarnos de él, ya sabes que me debe muchas cosas y sería bueno... —Allen y su grupo, que estaba ansiosos por escuchar la respuesta de Eli, si decía que estaba en peligro entonces serían mi fin.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora