MALESTAR

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—Mira quién llegó, el preferido del presidente, fueron buenas tus vacaciones — acercándose el viejo idiota que siempre había tenido envidia de mí porque yo tenía un cargo más alto que él en tan poco tiempo—. ¡Hey! Responde a tus mayores.

—Solo déjalo en paz —intervino Leo, quien tenía a cargo el área financiera de la empresa, era uno de los trabajadores más respetados. Nosotros solo nos reunimos para temas de trabajo, jamás habíamos entablado una relación de amistad—. Nam, acompáñame a mi oficina, necesito hablar contigo —ambos nos dirigimos a su oficina, una vez que estuvimos adentro—. Toma asiento, por favor.

—Gracias, y ¿a qué se debe esta reunión?

—Tus vacaciones han hecho que la empresa haya decaído en comparación del semestre anterior, como puedes ver aquí — mostrándome los gráficos en su computadora.

—Quieres decir qué es mi culpa por irme de vacaciones. Además, tú sabes que precisamente no tuve vacaciones propiamente dichas.

—Ya lo veo, luces más delgado... pero el tema es este, Nam, todas las áreas han estado elaborando la información requerida, ya que el presidente asistirá mañana a un evento donde se presentarán numerosas empresas prestigiosas para entablar negociaciones. Viendo aquí, tu área la más importante de toda la empresa ni siquiera ha presentado su parte. Por eso, aquí tienes toda la información solo faltaría adjuntar el tuyo —mirando su reloj—. Contando las horas tienes veinticuatro horas para realizar tu trabajo, estos documentos deben estar antes de las diez de la mañana en su oficina, si en caso no es así, ya sabes nos meterás en problemas.

Tomé los documentos de mala gana, y de inmediato me dirigí hacia donde estaba mi equipo de trabajo—. BUENOS DÍAS, QUIERO QUE ESTÉN DE INMEDIATO EN LA SALA DE REUNIONES NÚMERO TRES.

Con entusiasmo Darla dijo—. Jefe, ya está de regreso —solo atiné a mirarla seriamente y ella sabía que no debía acercarse cuando estaba así.

—¡QUÉ NO ME ESCUCHARON! —de inmediato hicieron lo que les dije, en pocos segundos nos encontrábamos reunidos en la sala—. Sé que no han hecho nada durante mi ausencia, pero ahora que estoy aquí, hoy no irán a sus casas como siempre, y deben saber el motivo ¿verdad? —nadie respondió, sentí el temor en sus miradas—. Mañana el presidente irá a una reunión muy importante. Para ello, se necesita toda la información de cada área —arrojando los documentos que me dio anteriormente Leo —. Somos los únicos que no hemos hecho absolutamente nada —suspiré para calmarme—. Tienen veinte horas para entregarme el trabajo completo, entendido, cualquier cosa que necesiten estaré en mi oficina —retirándome de la sala, me dirigí hacia mi oficina.

Todo era un bendito lío, documentos por aquí y por allá, información que tenía que actualizarme "Justo tuve que venir para esto". De pronto, pude sentir un ardor en mi cara y el dolor de cabeza por la presión que recibía, no tardó en llegar un nuevo dolor que no lo había sentido desde que me fui de "vacaciones"—. Estos síntomas los conozco —hablándome a mí mismo, los dolores se hacían más intensos—. Aaah, maldita sea "Si sigo así, no podré terminar todo esto" de pronto escuché unos golpecitos en la puerta—. A-Adelante.

—Jefe, aquí tenemos algunos adelant —mirándome más detenidamente—. Su rostro está completamente rojo, ¿usted está bien? —solo moví mi cabeza para afirmarle, pero hice una expresión de dolor donde la hice preocupar, tocando mi cabeza—. ¡Santo Cielos! Usted está ardiendo en fiebre.

—Eso no importa, da-dame eso, necesito revisarlo.

—¿Está seguro? —entregándome los papeles.

—Esto está bien, pero lo de aquí necesitan mejorarlo, ¡AH! —el dolor en el abdomen nuevamente volvió a surgir.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora