CUMPLIDO QUE HACER

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—Ha sido una semana agotadora —mirando mi reloj—. Ese bastardo ya debería estar aquí, aunque debo considerar que está lloviendo —de pronto, alguien tocó la puerta—. Seguro debe ser él —me levanté para abrir —. ¿Por qué demoraste demasiado? Sabes que odio esperar —Mateus estaba completamente empapado, pero lucía tan adorable se podía apreciar su delgado cuerpo.

—Yo-Yo lo siento mucho, solo que la lluvia impedía que viniese rápido... Yo luzco tan lamentable para su gusto.

—Entra, ve de frente a mi habitación, ya sabes lo que tienes que hacer... Quiero quitar este estrés ojalá que esto sea de ayuda. Espero que esta vez pongas de tu parte o de lo contrario no tendré compasión por tus gritos de dolor —él solo asintió y se dirigió hacia mi cuarto.

Al poco tiempo me encontré con él, estaba desnudo recostado en la cama, podía apreciar su piel blanca como la nieve... Me fui acercando lentamente hasta toparnos los dos juntos, pude observarlo mejor... Si tan solo se arreglara un poco mejor tal vez podía tener todas las chicas a sus pies, aunque tenía rasgos un poco afeminados. Mateus estaba sonrojado cuando me acerqué, evitaba mi mirada, supongo por vergüenza. Comencé a besar su cuello como siempre, a la vez que seguía descendiendo... Su cuerpo se estremecía con cada roce que hacía, era algo que me excitaba ver. Ah, también el sufrimiento de no poder tocarme, de lo solo ver su expresión me divertía, pero a la vez dolía "Nam debes desaparecer este sentimiento, si no todo estará arruinado".

—Aaah... Aaah... mmm... Ya no pu-puedo más... me ve-vengo... —solo miraba su rostro, su sufrimiento.

Así pasamos la noche, lo utilicé hasta saciar mis deseos... No recuerdo cuanta veces lo hicimos, pero ambos quedamos agotados... Repentinamente, volteó hacia mí, pude apreciar con más detalle su rostro, él lucía como un niño inocente durmiendo, no sé qué pasó por mi cabeza que terminé acariciando su rostro, era suave... Solo hizo un pequeño movimiento y se fue acercando más a mí, de inmediatamente reaccioné, me levanté y me dirigí hacia la sala, tomé una copa de vino y me senté. De pronto alguien tocó, me pregunté a sí mismo quién podría ser a esta hora. Tuve cuidado al abrir, porque anteriormente había recibido amenazas de unos hombres que tenían disputas con mi jefe.

—¿Qué haces aquí tan tarde? ¡Acaso no tienes que cuidar a los niños! —Nana, recorrió su mirada en todo mi cuerpo con esos ojos fríos—. ¡HEY! Tu mirada me intimida, deja de hacer eso.

—Lo siento, mi señor. Disculpe que lo venga a interrumpir, pero esto es algo importante que le tengo que decir.

—Y ahora qué pasó... Acaso no habrá ningún día que no tenga problemas.

—Es acerca del director del sector B, parece que tuvo algunos problemas y me pidió que quería contactarse con usted urgente, no me dio más detalles.

—Ahora que habrá pasado con ese idiota — sonreí—. Solo me necesita cuando está a punto de morir, es molesto —prendiendo un cigarro—. Mmm... ¿Cuándo dijo que quería verme?

—Pidió una cita el día sábado a las cuatro de la tarde... En este restaurante.

—Mmm... Ya veo... Este lugar es demasiado caro... Supongo que él pagara todo el servicio.

—¿Usted está bien? —otra vez fijó su mirada en mí.

—Sí, por qué lo dices —Nana a veces solía preocuparse mucho por mi estado, pero no le daba mucha importancia a ese detalle.

—Se ve pálido y parece haber perdido peso, no ha estado comiendo adecuadamente o ha estado enfermo y...

—Ya basta, no es para tanto... No eres mi madre para que te preocupes por mí, ahora sí vete que tengo que dormir, estoy realmente cansado —levantándose, hizo una pequeña reverencia y se retiró—. Qué molesta —me dirigí hacia el cuarto donde se encontraba Mateus durmiendo plácidamente, me acosté y me sometí a un sueño profundo.

"Ese sueño que aún me persigue, será mi condena" me levanté asustado, estaba completamente solo, Mateus se había ido como le advertí, eso era bueno que cumpliera mis órdenes. De nuevo me recosté en mi cama, no quería irme a trabajar, pero ya estaban explotando las llamadas en mi celular. Cuando estaba a punto de dormirme de nuevo, alguien tocó desesperadamente la puerta—. ¡Aaah, joder! voy a matar a quien me haya interrumpido.

Abrí la puerta y fue sorprendente saber quién era—. ¿Quién te dio mi dirección idiota? —solo lo miré y no lo dejé pasar, pero el muy bastardo me empujó—. No te di el permiso para que entraras y tampoco para que te sentaras.

—Aaah... No seas pesado Nam, vine aquí porque necesito tu ayuda, solo tú lo puedes hacer.

—Solo vienes cuando estás en problemas, no le dijiste a mi asistente que nos reuniríamos el sábado en la tarde... Ah, ahora entiendo un miserable pobre diablo como tú no le alcanza para pagar una reservación.

—¡Hey! cállate, sé que no soy bueno como tú, pero sabes que también influyó en las decisiones del jefe y cuido su integridad.

—Sé rápido... No tengo mucho tiempo, necesito descansar, de solo verte me duele la cabeza.

—Ahora que te veo mi adorable Nam, te has puesto muy guapo a lo que eras antes. Bueno, no lo puedo negar que me sigues atrayendo, pero decidiste irte con el viejo, no te guardo rencor —sacando un cigarrillo—. La cuestión por la que estoy aquí, es porque perdí a mi esclava.

—No me digas que te enamoraste de esa mujer, pero ella no te correspondió y huyó de tus garras.

—¿Quién te lo dijo? ¿A-Acaso has hablado con ella? dime dónde está te daré todo lo que me pidas.

—Por qué tendría que saber dónde se encuentra esa mujer, no es de mi interés... no pienses que te ayudaré, ahora regrésate por donde viniste.

—Ella debe estar en algún lado, tú eres la única persona que me podría ayudar o de lo contrario...

—De lo contrario qué imbécil... Le dirás al viejo dónde está mi hermana —me acerqué a él y lo sujeté muy fuerte, dando una sonrisa descarada.

—JA, JA, JA... Sigues siendo mucho más hermoso cuando te enfadas me da ganas de abrirte las piernas como lo hace el viejo contigo ja, ja, ja —traté de golpearlo. En ese momento, se apoderó la ira en mí, no puedo negarlo que él era muy bueno en la pelea así que me detuvo recostándome en el sofá—. Me ayudarás... No te lo estoy pidiendo de favor, ahora sí es una orden y me darás algo de garantía hasta que la encuentres... Mmm —mirando alrededor de la sala y acercándose a mi oído, me susurró—. ¿Es verdad que te acuestas con tu hermano bastardo? Pues ahora que lo pienso no está nada mal —le di un golpe en el abdomen y pude escapar de él.

No entendía cómo lo sabía, pero tenía que elegir entre la vida de mi hermana y mía, o en Mateus—. Está bien lo haré, buscaré a tu esclava... Eso sí te lo entregaré, pero no quiero que lo toques o si no verás cómo Nam se enfada verdaderamente.

—Uuuf, eso sí que me dio miedo. Sé que eres muy bueno en el manejo de las armas, pero bueno, confío en ti, amigo, yo no tocaré a tu esclavo y tú te encargarás de traerla de vuelta.

Es así como estropeó mi día, estando solo y sentado en el sofá con una mirada perdida—. Lo siento mucho, Ma...

"Nam no te preocupes por ese bastardo, preocúpate por tu vida" me advirtió mi mente.

El ContratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora