La madre de Jimin decide reiniciar su vida luego de que su expareja se casara nuevamente y formara su propia familia. Conoce a un alfa que promete ser lo que ella siempre quiso, con otro hijo incluido y un cambio de ciudad.
Ella espera que ese cambi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿Entonces de nuevo se quedarán a dormir en tu departamento? — preguntó la fémina mayor, no muy convencida.
— Sip. — asintió el omega rubio sin prestar demasiada atención, por estar comiendo de los chocolates que su hyung le había llevado ese día.
El alfa había llegado hacía unos veinte minutos, y ahora solamente estaba metiendo en su bolsón los libros y cuadernos que utilizaría el día siguiente, y en los que tenía tareas. Mientras, el menor conversaba en la cocina con su madre, mientras esta les preparaba la cena para que se la llevaran, y mientras él disfrutaba del regalo de su lindo novio.
— Y... ¿Estás seguro de que estás seguro que todo estará bien? — preguntó nuevamente de forma pausada.
— Si, pasaremos comprando en el supermercado más comi- Espera. — se interrumpió — Mami... ¿Aún no confías en Yoonie? — preguntó casi en un susurro.
La fémina abrió muchos sus ojos, y negó con su cabeza.
— No es que no confíe en él... Sólo... — dudó — Sólo no quiero que vuelvas a salir lastimado. — explicó con expresión preocupada.
El omega rubio se bajó del banco en el que estaba sentado de un saltito –pues era un poco alto y sus pies quedaban colgando– rodeo la mesa, y se dirigió hasta su progenitora. La abrazó, y esta le devolvió de buena manera el abrazo.
— Tranquila, mami. — murmuró escondiendo su rostro en el cuello de la mayor — Yoonie ahora ha crecido mucho, al igual que yo. Él ya no es egoísta, y yo ya sé diferenciar cuando alguien me está tratando mal ó intenta manipularme, y estoy seguro que soy capaz de irme... Gracias por preocuparte por mí.
In-Na sonrió, y asintió a las palabras de su hijo.
— Está bien, Minnie. — le besó la frente — Y ya sabes que cualquier cosa, puedes contar conmigo. Siempre estaré de tu parte, sin importar qué.
El menor asintió y recordó algo.
— Entonces... Si quiero un hermanito, ¿me lo darás? — preguntó con tono inocente y haciéndole ojitos a su madre.
La fémina abrió mucho sus ojos de forma escandalizada, esperando que su hijo se riera en algún momento y le dijera que era una broma. Cosa que no pasó, el menor solamente la veía de forma esperanzada y con una sonrisita.
Y eso la enterneció.
— ¿En serio quieres un hermanito? — preguntó suave, ya más tranquila.
El omega asintió con su cabecita. Ahora ambos estaban sentados uno al lado del otro, pues la omega ya había terminado de preparar y guardar todo.
— Sip. — sonrió — En realidad, siempre quise uno, ca-claramente a hyung nunca lo ví como un posible hermano, pe-pero sería lindo que tú y papá tuvieran un bebé ¡y fuera un lindo y bonito hermanito! O hermanita. — añadió — No es como que el género vaya a afectar lo mucho mucho que le voy a amar.