La madre de Jimin decide reiniciar su vida luego de que su expareja se casara nuevamente y formara su propia familia. Conoce a un alfa que promete ser lo que ella siempre quiso, con otro hijo incluido y un cambio de ciudad.
Ella espera que ese cambi...
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Jimin caminaba con el porte elegante y casi coqueto, con el que le habían enseñado que debía andar, por los pasillos de Fairy Entertainment, en dirección a la salida, para que un chófer lo llevara a la casa de sus padres. Por fin le habían dado las vacaciones anuales, -bueno, por fin luego de casi tres años había decidido tomarlas- y él las pasaría en la tranquilidad de su hogar.
Desde que había logrado debutar, su vida había estado en constante movimiento, tanto, que incluso había terminado de estudiar en línea toda la preparatoria a falta de tiempo, y ahora había empezado también la universidad de la misma forma. Realmente no tenía problema en hacerlo de esa manera, se había ahorrado el socializar de forma forzada, el gasto de uniforme y otros útiles realmente innecesarios. Era muy beneficioso.
Cuando hubo salido, se encontró casi de frente con un par de fotógrafos de esos que querían encontrar hasta el más mínimo defecto en los idols y famosos, pero realmente ninguno buscaba eso en el omega de cabellos rubios, ya que era conocido por ser extremadamente amable, y por posar para las cámaras de buena manera, sin importar la situación. Jimin les sonrió, y saludó con su mano libre, ya que en una llevaba su bolso con su pollito escondido dentro.
Luego de que tomaran las fotos necesarias, uno de los fotógrafos se acercó a saludarlo.
— ¿A dónde irás, Jiminnie? — le preguntó con una sonrisa el beta.
— Pasaré las vacaciones con mis padres. — respondió simple.
— Oh, eso suena reconfortante. — asintió — ¿Al fin las tomarás?
— Sip... Lo siento, Chris, no quiero parecer grosero, pero Sehun me está esperando en el auto. — se excusó apenado.
— Claro, claro. — rió — Que disfrutes tus vacaciones. — dijo despidiéndose con una mano.
Jimin le imitó, y luego se apresuró al auto negro, en donde la puerta era sostenida abierta para él. Saludó con un asentamiento al beta con el que iba a todos lados, y un par de minutos más tarde, ya iban en la carretera en un silencio cómodo.
