.・。.・゜✭・☪・✫・゜・。.
Jimin iba en el auto de sus padres, de regreso a casa. Como Yoongi no venía con ellos, hoy si iba en el asiento trasero; abrazaba su pollito con una mano, mientras que con la otra sostenía la tarjeta que Sulli le había dado. Era de color blanco y tenía flores en toda la orilla, para en el centro, traer el mismo lema de su puerta, y su número de teléfono. Había dos, uno de casa, y uno móvil. Guardó los números en su agenda, y luego metió la tarjeta en el case del teléfono, para no perderla.
La hada-psicóloga (como él había decidido ponerle secreto) había hablado con sus papás, explicándoles que debían de tratar de mantenerlo en un ambiente de calma, sólo con personas de confianza, y que la compañia y aroma de ellos, le ayudaría a sentirse mejor. También les había informado sobre la siguiente cita, y les agradeció que le confiaran su hijo.
Ahora Jimin recordaba las cosas que le había pedido que hiciera, así que armándose de valor, en cuanto llegaron a la casa, subió corriendo a su habitación, sacó de su escondite la bolsita negra, y se la metió a la bolsa del suéter, junto con el llavero que Soobin le había dado. Bajó de nuevo al primer piso, donde se encontró a sus padres sentados en la sala, viendo la televisión y conversando en voz baja.
— Uhm... — llamó la atención de los mayores nervioso.
— ¿Qué sucede? ¿Qué quieres decirnos? — preguntó divertida la pelinaranja.
— ¿Puedo salir un momento? — preguntó — Quiero ir a caminar un rato, antes de cenar. — mintió un poco.
Los adultos se vieron entre sí, preocupados.
— ¿No quieres que uno de nosotros vaya contigo? — preguntó Dong-Wook.
Jimin estaba a punto de decir que si, pero recordó lo que iba ir a hacer, y terminó negando con la cabeza.
— No iré muy lejos, llevo el llavero que Soobin me dió. — explicó — Y llevo a Mochi. — dijo con una risita, moviendo el peluche de un lado al otro.
— Está bien. — accedió su madre — Pero una hora. No más, y si se puede, menos. — ordenó.
Jimin asintió en comprensión, se puso los zapatos, y salió nuevamente de su casa, empezando a caminar hacía el puente que recordaba que habían pasado, cuando fueron a la pista de patinaje. Por bajo de este pasaba un río no muy grande, y él estaba seguro de que era el lugar perfecto para deshacerse de algo.
Contó el tiempo que tardó en llegar, siendo este quince minutos, hizo cuentas, y tenía media hora para tomar el valor de arrojar la dichosa bolsa. Se la sacó del bolsillo del suéter, y la abrió por última vez de forma lenta. Había tres tipos diferentes de cuchillas, de las pequeñas tenía tres, y de las grandes sólo dos. Como las limpiaba luego de usarlas, no podía diferenciar bien cuales eran las que ya había usado, al menos que las viera de cerca, pero claramente no las sacaría en un lugar público.
Respiró profundamente y se quedó viendo el horizonte, donde el atardecer estaba empezando a hacer acto de presencia. Pensó en que tal vez debería de guardar una... Ó que debería de esperar un poco más de tiempo para botarlas. Pero rápidamente arrojó de su mente ese pensamiento; él le había dicho a Sulli que botaría las cosas con las que se hacía daño, y cumpliría su palabra.
Cerró la bolsa, la amarró, y luego con todas sus fuerzas, la arrojó lo más lejos que pudo. Vió como cayó de forma un poco lenta, para al final, hundirse en el agua y ser llevada por la corriente.
— ¿Qué arrojaste? — preguntó una voz a sus espaldas, asustándolo.
Pegó un brinquito, y un chillido bastante agudo, y se giró encontrándose con la mirada confundida de la omega de ojos grises y cabello negro, llamada Jennie.
ESTÁS LEYENDO
STEPSIBLINGS; Hermanastros
Fiksi PenggemarLa madre de Jimin decide reiniciar su vida luego de que su expareja se casara nuevamente y formara su propia familia. Conoce a un alfa que promete ser lo que ella siempre quiso, con otro hijo incluido y un cambio de ciudad. Ella espera que ese cambi...