MENTIRAS

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Jimin caminaba con la cabeza baja, viendo sus pies en dirección a la casa de su amigo Taehyung. Necesitaba despejar su mente y el beta era la mejor opción, ya que si iba donde su mejor amiga, esta querría hablar sobre el tema y Jimin no tenía animos para eso. Sólo quería distraerse, olvidarse del mundo a su alrededor y de sus estúpidos problemas de adolescente.

El omega y su madre vivían en lo que podría llamarse, una zona bastante humilde de Búsan, sin embargo, no muy lejos de los apartamentos en los que él habitaba, había una serie de apartamentos mucho más grandes que el de él, y allí era donde su mejor amigo y amiga vivían, separados sus edificios, solamente por un mini-complejo deportivo en el cual había dos canchas y una zona de juegos para los niños más pequeños. El sueño de Jimin siempre fue vivir en ese lugar, cerca de sus amigos, pero lamentablemente, su madre era una madre soltera, y no se podían permitir pagar el alquiler para vivir en un apartamento de esos, y mucho menos se podían permitir el comprarlo; así que Jimin se la pasaba yendo y viniendo de su sucio complejo de apartamentos, hasta el complejo donde vivían todos sus amigos, para poder pasar un rato con ellos haciendo cualquier tontería que se les ocurriera. Por suerte, a ninguno parecía molestarle el que el omega no viviera en el mismo lugar que ellos, aunque en realidad, ninguno sabía exactamente como era la casa de este, y Jimin no sería el que les brindaría el dato.

El de cabellos rubios caminó de forma rápida cuando tuvo que pasar por el edificio en el que vivía su mejor amiga, ya que su destino estaba con su mejor amigo, un edificio después. Cuando hubo llegado a este, subió rápidamente por las escaleras -odiaba los ascensores, pero mayormente les tenía miedo- hasta llegar al sexto y último piso, se dirigió al número 24, tocó el timbre tres veces de la forma en que sólo él hacía y esperó a que Taehyung le abriera.

No tuvo que esperar demasiado, ya que la puerta se abrió un par de segundos después, revelando a su amigo de cabello negro y tez canela, vestido con unos pantalones deportivos negros y una camiseta de cuello en V que dejaba ver sus clavículas que era del mismo color del pantalón.

— Jiminie, que sorpresa verte. — dijo exagerando y tocando su pecho con una mano.

— No te hagas el gracioso, avisé que venía. — bufó molesto el omega, al mismo tiempo que hacía a un lado al pelinegro y entraba al lugar.

El beta rió divertido y enternecido a partes iguales, mientras seguía al más bajo a la sala de estar, pues su amigo enojado se veía muy tierno. El omega conocía la casa del ojiverde como si fuera la propia.

Ambos se dejaron caer al mismo tiempo en el sofá, pero fue el mayor el que habló primero.

— Bien, ¿qué fue lo que sucedió?

El suspiro que salió de los labios del rubio, fue más harto que cansado.

— Mamá se va a casar. — anunció preocupado.

— Espera... ¿Se va a casar con el tipo que sólo has visto una vez? — preguntó incrédulo.

— Dos veces. — corrigió — Una vez fueron a una fiesta y el alfa ese se quedó a dormir en nuestra casa.

— ¿Qué no compartías cuarto con tu mamá? — preguntó horrorizado el mayor.

— Se quedó en el sofá. — murmuró en respuesta el contrario. — ¡Pero ese no es el punto! El punto es que según mis cuentas, sólo llevan saliendo siete meses. O sea, ¿Qué rayos está pasando por la mente de mamá? El alfa hasta tiene un hijo mayor que yo, ¡si el tipo no es un psicópata lo podría ser su hijo!

STEPSIBLINGS; HermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora