epílogo

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Jimin corría por los pasillos del hospital, en busca del área de maternidad, y la sala 12, que era donde estaba su madre. Estaba feliz, muy feliz, pero al mismo tiempo estaba nervioso; se había escapado de la filmación de un programa de variedades, para poder ir a ver al nuevo miembro de su familia.

Pero no podían culparlo, los groseros no lo habían dejado ir, aún cuando les dijo que su madre estaba en labor de parto, y le indicaron que se iría hasta pasadas las nueve, probablemente. Como si Jimin pudiera esperar dos horas más para ver a la bebé, sabiendo que ya estaba por salir.

Así que había inventado que le dolía el estómago y debía ir al baño, y se había escapado de su manager, el cual ni siquiera había intentado vigilarlo o detenerlo, lo que había hecho toda su azaña más fácil. Aunque no tanto en el exterior, ya que había personas esperándolo afuera del estudio, y tuvo que ingeniarselas para camuflarse y pasar desapercibido.

Sonrió cuando visualizo la habitación de su madre, y se paró frente a la puerta.

Tranquilizó su respiración, sacó un pañuelo de su bolsillo, y se secó el rostro y el cuello, pues había sudado un poco, y no quería ensuciar a la bebé, ni a su mamá. Vió nuevamente a su al rededor y se percató que atrás de él había un baño, así que rápidamente también se lavó las manos, para luego regresar al pasillo, y tocar con suavidad la puerta de la habitación, para después entrar.

Sonrió al ver a su madre en la camilla con la bebé en brazos, y esta le sonrió de vuelta. Su papá estaba sentado al lado de ella, y también le sonrió feliz.

Se acercó de forma lenta, evitando hacer ruido.

— ¿Todo bien? — preguntó cuando estuvo al lado de su madre.

— Todo bien, cariño. — respondió la pelinaranja con una sonrisa.

La fémina cambió un poco la posición de sus brazos, para dejar que su hijo mayor, viera a su nueva hermana. El omega por su parte sintió su corazón estrujarse de ternura, al ver al pequeño ser humano, tan pequeño y frágil, que parecía una muñeca de porcelana.

Era simplemente hermosa, tenía el poco cabello castaño-rojizo como el tono natural de su madre, su piel era igual o más blanca que la de su papá, y tenía una pequeña naricita de botón, que a Jimin solo le recordó a la propia.

— ¿Quieres cargarla? — preguntó Dong-Wook, al ver que el rubio no parecía reaccionar.

— Yo... — dudó — ¿Y si se me cae? — preguntó asustado.

Los dos mayores sonrieron enternecidos.

— Sientate aquí en la cama, a mi lado, y yo te la paso. — instó In-Na — No se te caerá, pero si llegase a pasar, caerá en la cama.

— Bueno... — accedió el rubio.

Se sentó con cuidado al lado de su madre, y extendió los brazos de forma correcta, para que la mayor pudiera poner a la bebé. Cosa que hizo, con sumo cuidado.

Jimin sentía su corazón acelerado y sus nervios a flor de piel, pero cuando la adorable criatura estuvo en sus brazos, todo mal pensamiento se fue, y simplemente se sintió encantado.

— Hola, Sunny~ — habló con aegyo y suave — Yo soy Minnie, y soy tu hermano mayor... Me puedes decir oppa. — explicó con cariño.

Y como si le hubiera entendido, la bebé abrió sus ojitos, dejando de dormitar, para verlo fijamente.

— ¡Creo que me reconoce! — chilló en un susurro emocionado y contenido.

Ambos padres rieron con suavidad y ternura. Dong-Wook estaba a punto de hablar, cuando la puerta se abrió nuevamente, mostrando a su hijo mayor, que traía un carrito con la comida y las cosas que su esposa había pedido.

STEPSIBLINGS; HermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora