Yoongi iba conduciendo del hospital hacia el apartamento de su pareja, después de una semana completa de prácticas. Ya estaba en su sexto año, que literalmente era solo eso: prácticas. Era muy normal que durmiera en el lugar y lograra dormir como máximo cuatro horas.
Realmente se sentía muy agotado tanto mental, como físicamente. Pero le alentaba saber, que según le había dicho una jefa de piso, de todos los alumnos que habían ido a hacer sus prácticas ahí, planeaban quedarse con cinco, y que él, encabezaba esa lista con sobresaliente.
Solo esperaba que le dejaran aunque sea unas pequeñas vacaciones, antes de dedicarse de lleno a trabajar, mientras también hacía los otros dos años de posgrado restantes.
Se parqueo en el lugar asignado, y de forma apresurada se dirigió al apartamento. Ya tenía tres días sin poder ver a su omega –pues a veces este se colaba en el hospital solo para verlo y comer juntos– debido a que este también tenía sus obligaciones; pero ambos habían conseguido ese fin de semana libre, después de todo, uno no se casaba todos los días.
Hacía un par de meses, Yoongi había encontrado los anillos de boda y el de compromiso en el portavasos de su auto; en un primer momento se confundió demasiado, pero después había recordado lo que su omega le había dicho en una ocasión: "yo puedo comprar los anillos, dejarlos en tu auto, y fingir que no sé nada".
La verdad era que el alfa no se lo había tomado demasiado en serio, su bebé decía cosas de forma atropellada y sin pensar cuando estaba emocionado, que luego incluso olvidaba que las había dicho, hasta que alguien se lo recordaba.
Abrió la puerta con el código de seguridad, –que seguía siendo el día de la boda de sus padres– y sonrió al ver a su lindo omega, con un camisón de seda amarillo que realmente le quedaba adorable, y una linda diadema de pollito que detenía sus dorados cabellos, evitando que estos se vinieran al frente. Probablemente había estado desmaquillándose o algo similar, pues su rostro se veía brillante de lo hidratado que estaba.
— Bienvenido a casa, alfa. — saludó Jimin con una brillante sonrisa.
— Estoy en casa. — sonrió Yoongi.
Se besaron con suavidad, y de forma lenta, tratando de transmitir a través de ese beso lo mucho que se habían extrañado mutuamente en esos tres días sin verse.
Jimin realmente esperaba que cuando su alfa ya fuera un remunerado doctor, llegara a dormir a casa todos los días. Su corazón no soportaba estar tanto tiempo lejos del amor de su vida.
Y por ello había decidido que era un buen momento para casarse.
Como lo harían solamente por lo civil –su alfa había insistido en que se casarían por la iglesia, con la enorme fiesta que se merecía, cuando ya estuviera graduado y con empleo fijo– sería una ceremonia rápida. No tardarían más de una hora; así era en Corea, todo rápido y eficiente, pues todos tenían prisa y querían llegar primero.
Realmente eso no era algo que le gustara mucho al menor, la cantidad de presión por hacer todo rápido solo hacia que las personas se estresaran más. Prueba de ello era su pareja, que incluso pasaba noches sin dormir, para ser de los mejores en su clase. O él, que en el pasado prefería ir enfermo a estudiar y sin descansar, en lugar de faltar y arriesgar su promedio.
Luego de ayudar al mayor con su chaqueta y su maleta, le indicó que fuera a tomar un baño rápido, para quitarse el feo olor al hospital. El alfa obedeció sin muchas negativas, a él tampoco le gustaba mucho el aroma, y no quería que este se quedara pegado a su pareja o a otras partes de su hogar.
Jimin estaba terminando de servir la comida, cuando sintió como los fuertes brazos de su alfa le rodeaban por la cintura, para después apoyar su precioso rostro en su hombro.
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STEPSIBLINGS; Hermanastros
Fiksi PenggemarLa madre de Jimin decide reiniciar su vida luego de que su expareja se casara nuevamente y formara su propia familia. Conoce a un alfa que promete ser lo que ella siempre quiso, con otro hijo incluido y un cambio de ciudad. Ella espera que ese cambi...
