STEPSIBLINGS; Hermanastros

MIMOS

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Jimin despertó por los suaves rayos de sol que se colaban por la cortina de su ventana dando directamente en su cara, se removió sintiéndo sus parpados pesados, y sintió como una mano se posaba sobre su frente, luego sintió como unos labios le besaban en el mismo lugar que había estado la mano, y oyó un leve "Te Amo" de una voz femenina. Trató de abrir los ojos, pero se le fue simplemente imposible, así que se volvió a dormir.

Cuando volvió a despertar, sus parpados se sentían ya menos pesados, así que con mucho esfuerzo, los abrió. Vió a su al rededor, dándose cuenta que su madre ya se había ido, probablemente a trabajar. Revisó la hora en su celular, sorprendiéndose de que ya eran pasadas las once. Se sentó aún sobre la cama, sintiéndo su cuerpo doler, pero este ni se comparaba al dolor de garganta. Por otro lado, el dolor de cabeza era más leve que el día anterior.

Vió una notita junto a un vaso con agua: “Tuve que irme a trabajar, lo lamento. Te dejé sopa en el microondas, y debes tomarte las pastillas junto al vaso después de comer. NO EN AYUNAS. Te quiero.”, decía el papel.

El omega sonrió, recordando como su madre lo había cuidado la noche anterior, tenía mucho de no ser tan dulce, y mucho más tiempo de no decirle "pollito", ya que era un apodo que su abuelo le había puesto, pero se había sentido muy cálido en su pecho cuando lo oyó luego de tanto tiempo. Definitivamente Dong-Wook le hacía mucho bien a su mamá, lo cual era fantástico.

Un poco tambaleante se puso de pie, tomó su celular que estaba completamente cargado, –probablemente su madre lo hubiera puesto a cargar cuando regresó la luz– guardó la notita dentro de la caja en la que tenía las instantáneas y otros recuerdos de sus amigos, se tomó el vaso con agua, y tomó las pastillas, para llevárselas con él, al primer piso.

De forma lenta y cuidadosa, bajó a la primera planta, envuelto con su manta, y procurando no caerse. En cuanto llegó a la cocina, puso a calentar la sopa, y se quedó de pie esperando a que estuviera lista, ya que estaba seguro, de que si se iba a sentar, se dormiría de nuevo. Cuando el microondas terminó, la sacó con sumo cuidado, y se la comió despacio, sentado a la mesa, hasta que ya no quedó nada dentro del plato.

Sólo eso ya lo había hecho sentir un poco mejor; había destapado su nariz, y había calmado su dolor de garganta. Pero estaba seguro de que las pastillas ayudarían más, así que se tomó dos después de comer. Salió del comedor, y como no se sentía con las suficientes fuerzas para volver a subir a su cuarto, decidió que quedarse en el sofá de la sala sería lo más sensato; de todos modos llevaba consigo su cobija, y esta le abrigaba muy muy bien.

De forma lenta se acostó en el sofá más grande, puso un poco de música clásica en los aparatos, conectando su celular a estos, se envolvió y se hizo bolita, para nuevamente, quedarse profundamente dormido.

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El omega volvió a despertar por tercera vez, pero ahora la causa eran unos suaves y delgados labios que le besaban suave, corta y repetidas veces. Sonrió aún sin abrir los ojos, ya sabiendo de que se trataba; sacó con un poco de dificultad sus brazos de debajo de la cobija y los extendió exigiendo un abrazo. Abrazo que no tardó en llegar, ya que el alfa también había querido abrazar al omega desde el día anterior.

Cuando se separaron, Jimin tenía levemente abiertos sus ojitos –no los podía abrir del todo pues tenía hinchado el rostro– y un pequeño, casi imperceptible, puchero en sus labios.

Yoongi sonrió por la tierna imágen, pero cuando el rubio estornudo, –bueno, también eso fue adorable para el castaño– se preocupó, porque al parecer, el resfriado del menor no había mejorado para nada.