La madre de Jimin decide reiniciar su vida luego de que su expareja se casara nuevamente y formara su propia familia. Conoce a un alfa que promete ser lo que ella siempre quiso, con otro hijo incluido y un cambio de ciudad.
Ella espera que ese cambi...
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Cuando Jimin despertó, ya se encontraba solo en la cama, abrazado a la almohada de su hyung, y envuelto en su característico aroma; y eso a pesar de estar solito, le hizo sentir bastante cálido. Amaba el aroma del alfa.
Se sentó sobre la cama y se estiró, sintiendo la enorme camisa de su hyung, deslizarse por uno de sus hombros, debido a lo grande que esta le quedaba. Eso le gustaba mucho. La diferencia de tamaños entre el mayor y él. Le gustaba sentirse pequeño a su lado, porque al mismo tiempo se sentía protegido.
Bostezó con pereza, y buscó a tientas su celular, pues tenía el rostro hinchado, y eso no le permitía abrir bien sus ojitos.
Lo encontró en la mesita de noche del alfa, y supuso que este lo había puesto allí, ya que él recordaba haberse quedado dormido con el aparato en la mano, pues estaba viendo los tweets de felicitaciones de sus Minnie-babies –el nombre de sus fans– y luego respondió un par de mensajes de sus amigos, mientras esperaba a que su hyung regresara de lavarse los dientes.
Tomó el aparato, y sonrió al ver que tenía varios mensajes; esperaba que fueran del alfa castaño ó de alguno de sus amigos.
No estaba muy equivocado, pues los mensajes eran del beta de cabellos negros, que tenía por mejor amigo.
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