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HISTORIAS FALSAS VS. LAS REALES PT.2

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Luego de que todo el dolor inicial pasara, y el mayor se hubo satisfecho, Jimin se había apresurado a vestirse, ante la atenta mirada del alfa, que se relamía los labios con una sonrisa. El mayor incluso había sido tan cínico, que le había preguntado si no quería que se bañaran juntos; Jimin sólo había negado con la cabeza gacha y manos temblorosas, tratando de amarrar sus zapatos.

Al ver que el rubio ni siquiera podía hacer eso, Jackson se había inclinado y los había amarrado por él. Y Jimin no entendía nada.

El mayor parecía haber vuelto a la "normalidad" Actuaba como si nada malo hubiese pasado, tanto, que hizo pensar a Jimin que tal vez estaba exagerando. Pero cuando el mayor se inclinó, le besó de forma suave los labios y le dijo “Esto será nuestro pequeño secreto, no puedes decirle a nadie. Ó se van a enojar contigo y te tratarán como un fácil”. El omega supo que no se trataba de una petición, era en todo su esplendor una amenaza, y el alfa sabía que le había hecho daño.

Sentía como si su espalda baja punzaba cada vez que daba un paso.

El mayor hizo que se subiera de nuevo en su auto, y le preguntó si todavía quería ir a comer algo. Jimin negó, y le pidió que lo dejara a un par de cuadras de su casa. Y en media hora, estaba caminado de forma lenta, hasta su hogar, en dónde como Jackson había dicho, no lo estaba esperando absolutamente nadie.

Lo primero que hizo al entrar, fue desvetirse para meterse a bañar y examinar su cuerpo. Tenía moretones con la forma de la mano del mayor en sus piernas y brazos, se vió al espejo, viendo mordidas en sus pecho y estaba seguro que también tenía en su espalda. Su labio estaba roto de tanto que lo había mordido para no gritar, y sus ojos estaban rojos por el llanto retenido.

Se preparó mentalmente para lo peor, bajando de forma lenta su ropa interior, viendo como esta tenía sangre. Bastante. Trató de no pensar demasiado en ello, de forma rápida la metió en una bolsa negra plástica y la arrojó a la basura. Luego se metió a la pequeña bañera que tenían en su pequeña casa, y cuando sintió su parte trasera arder y vió pequeños hilitos y coágulos de sangre flotar en el agua, sin poder ya evitarlo, comenzó a llorar.

Lloró y gritó, tratando de sacar todo el dolor que había en su alma y corazón. Su lobo ni siquiera estaba despierto, simplemente no lo sentía, parecía como si estuviera muerto, y eso solo lo hizo llorar más. Lloró hasta que ya no tenía lágrimas, lloró hasta que su piel se arrugó de tanto estar en el agua. Lloró aún cuando salía de la bañera... Y lloró hasta quedarse dormido.

Cuando despertó, su madre ya estaba en la casa, parecía estar ordenando, y eso alertó a Jimin. Cuando trató de hablarle, esta le gritó y regañó, le dijo que era un aprovechado, que ella trabajaba todo el día para mantenerlo a él, y que él le pagaba no haciendo las cosas que le pedía. Jimin quería explicarse, pero... ¿Qué le podría decir? Así que cuando esta le exigió respuestas, Jimin simplemente no se las pudo dar, haciéndola enojar aún más, y ganándose una bofetada que minutos más tarde, había hecho que la mejilla del omega se inflamara.

Jimin recordaba como la pelinaranja –en ese entonces castaña– había salido dando un portazo luego de pegarle, y él simplemente volvió a llorar, buscando un poco de hielo para ponerse en la mejilla, y una toalla para calentar agua y ponersela en la espalda baja que no le dejaba de doler. Habían estado varios minutos buscando una toalla, y cuando revisó en uno de los cajones del baño, encontró una bolsa, con varias navajas de cambio para una rasuradora.

Y así fue como empezó.

Sintió la necesidad de dañarse, de castigarse a sí mismo por haber permitido que le dañaran de tal forma, así que tomó una de las navajas, y se hizo un corte limpio sobre una muñeca. Vió la sangre fluir de forma lenta, tan roja y brillante en contraste con su pálida piel. Que fue en ese momento que supo, que ya no valía nada.