𝒅𝒆𝒑𝒂𝒓𝒕𝒂𝒎𝒆𝒏𝒕𝒐

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Jimin y Yoongi iban en el auto del alfa, con Jimin indicando por dónde debían ir, y Yoongi acatando sus indicaciones y conduciendo

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Jimin y Yoongi iban en el auto del alfa, con Jimin indicando por dónde debían ir, y Yoongi acatando sus indicaciones y conduciendo. Ya llevaban casi media hora de trayecto, y aún no llegaban, lo cual preocupaba un poco a Yoongi, porque eso quería decir que no pasarían mucho tiempo juntos, ya que ni siquiera habían avisado a sus padres que saldrían.

Aunque por su parte Jimin no estaba preocupado, sus papás le habían dicho que no había problema en que durmieran fuera, que de todos modos Yoongi no tenía clases al día siguiente; pero se había olvidado rotundamente de decírselo al alfa ojigris.

— Es ahí, hyung. En el edificio gris. — apuntó con su dedito, el enorme edificio de más de quince pisos.

El alfa asintió, y se dirigió a la entrada para autos, en la cual Jimin saludó al vigilante, que los dejó pasar sin problemas.

— Te puedes estacionar en donde está la lucesita verde. Eso quiere decir que no están reservados. — informó el rubio, con una sonrisa.

— Claro, claro. — asintió el mayor.

Sin mucha dificultad el alfa se estacionó, luego ambos se bajaron y Jimin tomó la mano del más alto, para guiarlo por el lugar. Los dos se ruborizaron por la acción del más bajo.

Se adentraron al lugar, y subieron por las gradas electricas, hasta el décimo piso, en donde vivía el rubio. Iban conversando de diferentes cosas, entre ellas, el que tenían permitido dormir en el departamento.

— ¿En serio dijeron que si? — preguntó sorprendido Yoongi — Woa~ no me lo esperaba.

Jimin se encogió de hombros.

— Tendremos que pedir comida a domicilio, ya que sólo tengo comida enlatada, instantánea y agua. — rió el menor — Como casi ni vengo, se puede arruinar, así que decidí que era mejor no tener mucho... ¿Qué quieres comer? — preguntó.

— Uh... Realmente no importa. — sonrió el alfa — Tal vez... ¿Pizza?

— ¡Si, pizza! — exclamó el menor con aegyo, y una risita.

Yoongi no pudo evitar besar de forma rápida al omega, pero es que literalmente se había sentido atacado por la ternura del menor.

Por su parte Jimin se ruborizó, y fingió que no le daba vergüenza lo que acababa de pasar. Volvieron a tomar sus manos, y cuando llegaron a una puerta celeste pastel, Yoongi supo que habían llegado a su destino.

— La contraseña es cuando se casaron mamá y papá. — informó con una sonrisa.

Yoongi también sonrió. Ese día el rubio había estado demasiado feliz.

En cuanto entraron al lugar, se descalzaron, las luces se entendieron por sí solas, y el alfa castaño quedó estupefacto con la belleza y peculiaridad del departamento.

STEPSIBLINGS; HermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora