𝒈𝒂𝒍𝒍𝒆𝒕𝒂𝒔 𝒅𝒆 𝒄𝒉𝒐𝒄𝒐𝒍𝒂𝒕𝒆

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Jimin despertó debido a los muchos besitos que estaba recibiendo por todo su rostro; rió suave y avergonzado, ya sabiendo de quién se trataba

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Jimin despertó debido a los muchos besitos que estaba recibiendo por todo su rostro; rió suave y avergonzado, ya sabiendo de quién se trataba.

— Despierta, bebé. — susurró el alfa con su característica voz ronca — No es hora dormir, precioso. Ya son casi laa ocho de la tarde, nuestros padres están por llegar.

El omega hizo un pequeño berrinche, para luego sentarse de forma lenta y perezosa, restregando sus ojitos.

— Ni siquiera sentí cuando veniste, hyung. — murmuró somnoliento — Tampoco sentí cuando me quedé dormido, se suponía que estaba viendo una película, mientras esparaba a que regresaras a casa. — explicó.

Yoongi sonrió, y le quitó el cabello del rostro al menor. El alfa sentía que podía morir de la ternura, por lo adorable que se veía el rubio. Era simplemente perfecto.

— ¿Hiciste muchas cosas ahora, precioso? — preguntó genuinamente interesado.

Ahora el menor estaba sentado sobre el regazo del castaño, mientras este le acariciaba la espalda con suavidad.

— Uhmm... No tantas. — rió — Sólo ordené un poco, revisé mis clases, hice mis tareas e hice galletas. — narró contando cada acción con sus deditos.

— Oh... ¿Aún tienes de esas galletas? — preguntó olfateando el delicado cuello, y pasando su nariz por todo el lugar, para marcarlo con su aroma.

— Si, alfa. Las hice especialmente para tí. — respondió avergonzado — Pero les diremos a mamá y papá que también son para ellos. — rió — Las tuyas llevan chocolate dentro, y las de ellos sólo las chispitas por fuera... Uh, igual están en bandejas diferentes. — explicó.

Yoongi sonrió y sin poder aguantarse más, besó los rechonchos labios que siempre parecían estar en forma de piquito, cada que el omega hablaba. Lo besó de forma suave pero profunda, y antes de separarse mordió sin mucha fuerza el labio inferior del menor.

— Me gusta besarte. — admitió suave.

— Y a mí me gusta que me beses. — sonrió el rubio.

Se besaron un par de minutos más, antes de ponerse de pie, e irse en dirección a la cocina. Iban tomados de las manos, mientras el omega le narraba al alfa, como un compañero había enviado un vídeo de él mismo, con poca ropa bailando, en lugar de la tarea.

— Creo que estaba ebrio cuando lo grabo, y tenía resaca cuando lo envió. — concluyó divertido.

— Probablemente... ¿Tú nunca te has puesto ebrio, ó si? — preguntó el castaño, al tiempo que se sentaba en una de las sillas del comedor.

Jimin sonrió por la pregunta, pero espero a servir las galletas y el chocolate caliente en tazas, antes de responder. Las puso frente al mayor y se sentó junto a él.

STEPSIBLINGS; HermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora