AMIGOS

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En este capítulo se narra un tema delicado, pido discreción, y si ustedes pasan por algo similar, busquen ayuda profesional, y no se olviden de que los amo.❤

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Jimin sentía como era despertado nuevamente de forma suave, seguramente por el alfa a su lado. Se removió y estiró un poco antes de finalmente abrir sus ojos con pereza; vió a su al rededor, dándose cuenta que estaban ya fuera de una bonita casa de dos plantas, en lo que parecían ser unos suburbios ó una residencial, no estaba seguro de cuál era cual. Se veía todo bastante seguro y sobrio; el rubio supuso de que ya era muy tarde y por eso no había nadie afuera de las casas.

Seguía vagando en sus pensamientos, hasta que una mano que había estado todo el tiempo sobre su muslo, lo apretó y el dueño de esta, carraspeó para llamar su atención.

— Ya bajaron todas las cosas, sólo faltan tus cajitas. — señaló los objetos con sus delgados labios, acción que llamó la atención de Jimin a estos y lo hizo sentir nervioso — Y nosotros.

— Oh, bien. Vamos. — dijo en tono confundido.

Iba a agacharse para recoger sus pertenencias, pero el alfa fue más rápido; las tomó y se bajó, esperando a que el menor saliera del auto. Jimin se sentía bastante confundido, pero aún así, se bajó del carro de forma un poco torpe, pero logrando hacerlo sin caerse.

Caerse era su pasatiempo más recurrente.

Ambos empezaron a caminar en dirección a la entrada de la casa que estaba abierta, y se encontraron con una bonita casa de paredes blancas y azulejos negros, lo primero que había al entrar, era un pequeñisimo vestibulo, donde te cambiabas los zapatos por pantuflas, cosa que ambos menores hicieron y como el pelinegro llevaba sus cosas, Jimin le ayudó a cambiarse sus zapatos, sintiendo como sus manos temblaban por los nervios y el frío.

Luego de eso había un pasillo no muy largo que llevaba a la sala; ambos adolescentes estaban en busca de sus progenitores, pero como no tenían éxito, seguían explorando.

Al lado de la sala había una puerta que daba a un bonito jardín trasero, que incluso tenía una pequeña piscina. Caminaron hacía la izquierda y se encontraron con el comedor para seis personas, y a un lado de este, había otra puerta, que seguramente llevaba a la cocina, pero como a ninguno le gustaba cocinar, ni siquiera hicieron el amago de ir hacía el lugar.

Caminaron de regreso, hasta el principio de la casa, después del pasillo de la entrada, donde estaban las –en opinión de Jimin– peligrosas escaleras de caracol negras. Subieron de forma lenta y cuando estuvieron arriba se encontraron con otro pasillo, pero este cubierto por una alfombra. En el extremo derecho habían cuatro puertas, y en el extremo izquierdo estaban sus padres en una pequeña terraza ó azotea.

Nuevamente, Jimin no sabía la diferencia.

— ¡Hasta que subieron, tortugas! — exclamó tratando de sonar gracioso el señor Dong-Wook.

Madre e hijo rieron un poco, pero el alfa de ojos grises sólo le hizo una mueca que denotaba vergüenza ajena.

— Estabamos... Viendo el resto de la casa. — habló de forma suave Jimin.

Yoongi se preguntó como la voz de alguien podía ser tan suave y bonita. Aunque rápidamente eliminó ese pensamiento inapropiado para un futuro par de hermanos.

— ¿Y qué les pareció? — preguntó la pelinaranja a ambos, pero viendo solamente al alfa menor, pues sabía que su hijo no se quejaría de nada.

— Es realmente más de lo que esperaba. — admitió el alfa menor — Me gustó el jardín.

— ¿Y qué hay de tí, Jiminie? — preguntó esta vez el señor Min, genuinamente preocupado por la opinión de este.

STEPSIBLINGS; HermanastrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora