La madre de Jimin decide reiniciar su vida luego de que su expareja se casara nuevamente y formara su propia familia. Conoce a un alfa que promete ser lo que ella siempre quiso, con otro hijo incluido y un cambio de ciudad.
Ella espera que ese cambi...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Jimin se veía al espejo, mientras se debatía si vestirse con ropa "normal" que como modelo debería usar, ó con ropa cómoda que le gustaba. Prácticamente estaba de vacaciones, y eso quería decir que no debía de estar arreglado y maquillado 27/7, pero en la agencia le habían enseñado que como imágen pública y rostro representativo de la compañía debía de verse bien todo el tiempo. Y algo le decía que eso incluía sus vacaciones.
Aunque no es como fuera a salir en pijama a la calle, ó algo similar. Sólo se quería poner un poco de ropa holgada, como un overol, ó algo así.
Lo pensó por unos minutos más, decidiendo si ponerse su ropa cómoda, pero hacerse un maquillaje natural, que cubriera sus pequeñas ojeras y pecas. Casi nadie sabía que tenía pecas por esa esa razón; siempre estaba maquillado en público.
Se puso un overol de jeans azul, por dentro una camisa blanca, y para darle un toque menos "infantil" se puso una boina. Se terminó de maquillar poniéndose un bálsamo de labios, y bajó al primer piso donde su mamá lo esperaba ya arreglada y con las llaves de la camioneta en la mano. Irían juntos al centro comercial, a por los regalos de Yoongi.
Su padre los veía con un mojin.
— Yo quería ir. — se quejó.
— Yoongi vendrá pronto. — recordó la fémina.
— Eso es chantaje. — se volvió a quejar.
Jimin rió por el berrinche del mayor.
— ¿Y si traemos helado? — negoció.
— Helado y galletas. — condicionó el alfa.
— Está bien. — accedió entre risas el rubio — Helado y galletas.
Dong-Wook sonrió y le besó la frente, para luego abrazar y darle un corto beso en los labios a su esposa.
— Maneja con cuidado, y traigan la cena que no quiero cocinar. — se despidió.
In-Na puso los ojos en blanco, pero asintió con una sonrisa.
Madre e hijo salieron de la casa, se subieron a la camioneta del alfa, y emprendieron camino al centro comercial, en donde ambos buscarían un regalo cada uno para el alfa de ojos grises, que cumpliría años el día siguiente.
— ¿Ya tienes planeado que le vas a regalar? — preguntó el rubio a su progenitora.
Esta asintió con un sonido de garganta.
— Como últimamente le gustan mucho los collares, cadenas y esas cosas, había pensado comprarle unas muy bonitas que ví hace un par de días. — explicó — También le daré una pluma de esas que se ven muy elegantes.
Jimin asintió entendiendo.
— ¿Y papá que le dará? — preguntó de nuevo.
— Creo que un celular nuevo. — respondió dudosa — El que tiene, lo tiene desde que empezó la universidad, y ya está en tercer año; me parece bien, se ha esforzado mucho por tener excelentes notas.