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Era doloroso que la persona que antes te miraba con los ojos brillando ahora lo hiciera con prudencia, como si tuviera miedo de que volvieras a herirla. Pero recuperar ese brillo no era imposible. Y aunque lo fuera, ¿cúantas cosas imposibles había hecho en la vida? Demasiadas para contarlas con los dedos de las manos.
Saeyoung estaba decidido a sostener los pedazos del corazón de Melissa, ¿y era eso suficiente para repararlo?
Cuando estaban en la habitación juntos no se hablaban. El silencio de hacía cada vez más habitual, como si fuera lo único que pudiera evitar que Melissa decidiera darle la espalda y pedirle que se marchara.
Por lo menos podía verla cada día, eso ya era un regalo.
La enfermera tocó la puerta y entró en la habitación. Seven levantó el dedo índice, rozando sus propioa labios en un gesto que le indicó a la mujer que su paciente dormía.
—Solo venía a comprobar como iba el gotero. Pronto dejará de tomar vitaminas. —Susurró ella—. Cuando sus niveles se estabilicen.
—Eso es bueno.
No debía ser fácil tener que guardar reposo, dormir en una cama de hospital sin las comodidades de casa.
—Me preguntaba sí... ¿podría traerle algunas cosas de casa? Almohadas o cojines, para que esté más cómoda.
—No sé que decirle, debería hablar con el doctor. Es posible que la trasladen a una habitación compartida, por lo que no estoy segura...
Seven frunció los labios descontento. Hizo su mejor esfuerzo por continuar con la voz baja e insistió.
—Ella... bueno, tiene un objeto personal con el que duerme cada noche. He notado que le cuesta conciliar el sueño, estoy seguro de que es por eso. Si al menos pudiera traérselo...
La enfermera examinó los ojos dorados del pelirrojo, que no eran más que la prueba viviente de que decía la verdad.
—En ese caso, supongo que no habrá inconveniente. Al doctor no debería suponerle ningún problema, siendo que se trata de una mejora en la calidad de sueño.
—Se lo agradezco.
—Volveré cuando esté despierta.
La enfermera franqueó la puerta y Saeyoung se sentó en la banqueta, junto a la cama de Melissa.
Estiró el brazo por encima de su cabeza, tentado por la oportunidad de volver a tocar sus sedoso cabellos castaños. «Si tan solo arreglarlo fuera tan fácil» cerró el puño y escondió el brazo. «Pero es tan difícil como no acariciarte estando tan cerca».
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¡Dios, Seven! - Mystic Messenger
FanfictionSabía que vivir con él sería de todo menos normal. Melissa no estaba preparada para todo lo que iba a suponer vivir con un hacker que a veces parecía tener seis años de edad mental. •Mystic Messenger FanFiction• Seven/Luciel/Saeyoung MICROCAPÍTULOS...