¡Dios, Seven! - Mystic Messenger

LII - Misericordia divina

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Saeyoung utilizaba alegremente el nuevo portátil que Melissa le había comprado con la venta de sus fotografías. Ese, junto con la noticia de su embarazo, habían sido dos de los tres mejores regalos que el pelirrojo había recibido en la vida. El tercero de ese trio de maravillas era su hermano.

Se recuperaba a buen ritmo. Aun necesitaba utilizar las muletas como apoyo, pero la movilidad de su pierna era cada vez menos dolorosa. Los médicos pronosticaban una recuperación rápida y sin necesidad de rehabilitación posterior.

Y él que pensaba que iba a morir.

La castaña estiró los brazos hacia el techo y liberó un bostezo. Los ojos dorados de Seven se apartaron de la pantalla del ordenador para observar a Melissa, que tenía intenciones de levantarse.

—¿A donde vas?

Seven movió la muleta con velocidad, impidiendo que la fémina se incorporase. Sus reflejos seguían siendo los mismos.

—A por un poco de agua. Tengo la boca seca.

—No hace falta que te levantes.

Agarró la campanilla metálica y la meneó en el aire.

—Seven, Vanderwood no está. —Replicó ella—. Te lo dije ayer.

—¿Y a donde ha ido?

—Pues a trabajar, o a hacer su vida.

—Pero es mi sirvienta. Debería estar aquí para atenderte.

Si antes era sobreprotector, ahora se había convertido en un denso muro de hormigón impenetrable.

—¡Déjame levantarme, Saeyoung!

—¡Ni hablar, ya voy yo! Tu tranquila y descansa.

Melissa estaba embarazada, no con una bomba a punto de explotar dentro de ella.

—¡Pero si estás cojo!

—¡Mentira, mira! —Apoyó la pierna, era bueno que ya no le doliese—. ¿Ves?

—Lo veo, lo veo. —Suspiró—. Eres de lo que no hay.

—Por supuesto, soy un Dios.

—¡Dios Seven, le ruego que me deje levantarme a por mi vaso de agua!

—Tu Dios no puede permitir que hagas tal esfuerzo.

—¡Seven, ya! ¡Tráeme el agua que me muero de sed!

El pelirrojo río por lo bajo, besó la frente de una Melisa enfurruñada y desapareció para ir en busca de su vaso de agua.

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