Sabía que vivir con él sería de todo menos normal.
Melissa no estaba preparada para todo lo que iba a suponer vivir con un hacker que a veces parecía tener seis años de edad mental.
•Mystic Messenger FanFiction•
Seven/Luciel/Saeyoung
MICROCAPÍTULOS...
Aunque también lo pensó cuando su hija le dijo que se iría a Corea. ¡A Corea! ¡No había tierra ancha en su hogar, que tenía que irse a quien sabe donde!
Y también lo pensó cuando su hija le dijo que estaba embarazada. ¡Sin casarse! Y que el padre era, ni más ni menos, un coreano pelirrojo con hábitos extraños. Por suerte, era religioso.
Pero ahora lo afirmaba y lo reafirmaba. ¡Era su peor pesadilla! Mofletes rechoncho y sonrosados. Cuerpos redondetes y diminutos. ¡Cabezas rojas! ¡Eran tomates! No, ¡tomatitos!
Las lágrimas se acumulaban en los ojos del padre de Melissa, que no apartaba la vista de los gemelos en la incubadora.
—¿Qué sucede, Eugene? ¡No lloraste así ni con Meli!
—Son pelirrojos, Amy. ¡Parecen unos tomatitos en rama!
—¿A que sí? Yo también lo he pensado. ¡Son tan adorables! Tienen los mismos cachetes que Melissa cuando era un bebé. —Entrelazó los dedos de las manos—. Estoy deseando poder cogerlos en brazos. Y cantarles una nana. Y hacerles fotos.
—El color de pelo cambia con la edad. ¿Verdad?
—¿Qué estás diciendo, zoquete? ¿Es que estás borracho?
—¿Borracho? ¿Con una cerveza sin alcohol? ¡Ojalá!
—Tienes que dejar de comportarte como un viejo cretino, Eugene. ¡Por tu bien! Es un momento demasiado importante en la vida de Melissa para que andes con tus prejuicios y tus tonterías. ¡Es la última vez que te lo digo! —inquirió con el índice amenazador—. Compórtate como una persona normal, por el amor de Dios.
Eugene cerró el hocico y se cruzó de brazos. Devolvió la vista a los pequeños bebés rechonchos, y suspiró.
Debía ser honesto. Eran unos tomatitos tiernos. Muy tiernos.
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