LVIII - Abrazos

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Melissa entró en el apartamento de la mano de Saeyoung. El hermano menor de los Choi entró detrás de la pareja, prefería dejar que disfrutasen de aquello solos, para que en un tiempo rememorasen el recuerdo juntos. Aunque era cierto que, de alguna forma, cuando aquellos dos se miraban, sentía que sobraba, lo que su adorable futura cuñada trataba de evitar.

—¡Me encanta el recibidor! ¿Tú que piensas, Saeran?

Los ojos claros del muchacho examinaron el pequeño pasillo con un mueble zapatero a un lado.

—Está bien.

—¡Quiero ver la sala de estar!

Melissa intentó escabullirse directamente al salón pero por algún motivo, Seven no se lo permitió. La sujetó con fuerza de la mano y la arrastró por el pasillo central directamente a la cocina. La chica adoraba las islas con encimeras relucientes, y eso era exactamente lo que Luciel había encontrado.

Después continuó su recorrido desde el baño principal hasta una habitación que pretendía usar como despacho de programación. El dormitorio principal era muy amplio y con buenas vistas. Melissa estaba contenta por lo que había podido ver hasta entonces. Cuando el pelirrojo la condujo a una habitación vacía, se quedó algo confusa.

—Iba a ser el cuarto del bebé. Quería que lo decoraremos juntos —dijo Luciel—, pero ahora son dos...

—Nosotros compartíamos habitación. —Intervino el albino.

—¡Dios, Seven! —Le miró conmovida. Sus ojos se llenaban de lágrimas de emoción—, no te preocupes por eso, amor. Buscaremos una solución.

Le besó en la mejilla. Ella estaba tan feliz, y en cambio su cuñado tan avergonzado.

—No he estado trabajando estos días, sino buscando un apartamento. Perdón, te mentí.

Y aquella mentira había sido la más dulce hasta la fecha.

—Me pides disculpas por eso y yo solo tengo ganas de abrazarte.

Y lo hizo, tan alegre y sonriente como si fuera un ángel. Hasta el hermano pequeño de Luciel los miraba enternecido, y no queriendo huir de la escena.

Melissa se aferraba a la camiseta roja de Seven, acurrucada sobre su pecho. Se retozaba contra él, que sentía que el suelo desaparecía bajo sus pies.

Un hermoso futuro con ella. Eso era el cielo.

—¿Sobro?

La imagen de su hermano y su casi cuñada unidos en un intenso abrazo era tierna, pero no lo suficiente como para aguantarla eternamente.

—Tú también quieres uno, ¿eh? —dijo ella, con picardía en sus ojos pardos—. ¡Espero que tu novia no se ponga celosa!

—¿Q-Qué? —Sus cabellos blancos se erizaron como los de un felino—. ¡E-Ella no...!

La castaña le envolvió con los brazos y le estrujó con ganas. Saeran empezaba a ponerse nervioso, y su hermano los miraba con un pelín de celos.

—Ven —Pronunció el menor, aún abochornado—, no lo voy a repetir. Vamos...

Miró a otro lado y extendió los brazos por detrás de Melissa para que su hermano mayor pudiera unirse al abrazo colectivo.

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Estoy disfrutando mucho de esta etapa de las vidas de Seven y Melissa

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Estoy disfrutando mucho de esta etapa de las vidas de Seven y Melissa. Espero que vosotros también :D

¡Dios, Seven! - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora