Sabía que vivir con él sería de todo menos normal.
Melissa no estaba preparada para todo lo que iba a suponer vivir con un hacker que a veces parecía tener seis años de edad mental.
•Mystic Messenger FanFiction•
Seven/Luciel/Saeyoung
MICROCAPÍTULOS...
Le acarició el rostro con delicadeza, que dormía apaciblemente. Disfrutaba casi más que ella de toda esa tranquilidad y, a decir verdad, le apenaba tener que despertarla. Desgraciadamente, debía hacerlo y no había pretexto posible para dejarla dormir un poco más.
—Arriba, Mel. Tienes que ir a la galería...
Su voz no parecía ser suficiente para despertarla.
—Venga, Mel. —Recorrió sus piernas con el índice y el corazón simulando dar pequeños pasitos—. ¿No tienes que ir a la galería? Ya sabes, la exposición...
La muchacha se incorporó con tal velocidad que Seven saltó de la cama pegando un buen grito.
—¡Joder, Melissa!
—¡Ya voy, ya voy! —Dio un brinco—. ¡Dios, Seven! ¿Qué haces en el suelo? ¡Se nos va a hacer tarde, arréglate!
—¡Pero si es culpa tuya! ¡No despertabas!
—Eso no es culpa mía, alguien me dejó sin energía. —Le guiñó un ojo. Saeyoung contuvo la respiración, se puso tan colorado como un tomate—. Voy a la ducha, ¿vale?
El pelirrojo asintió con la cabeza deseando que abandonara el cuarto cuanto antes. ¡Esa muchacha! ¡Loca, malévola! «No tenía pelos en la lengua, mira que decirme eso de buenas a primeras» pensó.
—¡Seven! ¿Me puedes traer champú? ¡Se ha terminado!
Gritaba para que su voz pudiera superar el sonido del agua cayendo. El hacker se repitió mentalmente que no podía ser verdad, pero la castaña volvió a gritar.
—¡Seven!
Escuchó un fuerte sonido, un estruendo. Provenía del baño, donde la chica estaba. El muchacho se levantó de golpe y corrió con el corazón en un puño y la preocupación desbordado sus pulmones.
—¡Mel! ¡Melissa!
—¡Estoy bien! —Gritó entonces—. ¡Se me cayó el bote de acondicionador, eso es todo!
Respiró con tranquilidad a partir de ese momento, la castaña le observó a través del cristal empañado de la mampara.
—Luciel, ¿dónde está el champú?
—Mierda, ahora vuelvo.
Saeyoung parecía estar más alerta que nunca, se alteraba con cualquier tontería. Melissa se había dado cuenta, pero preferiría no darle importancia. Tenía que darse prisa si quería llegar a la exposición, de la mano de Luciel, con la esperanza de que fuera la primera, pero no la última.
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