XVIII - Aumento de temperatura

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No vaciló en desabrocharse el botón de los vaqueros y Melissa tuvo que tragar saliva, y con ella un suspiro de admiración. Era tan sexy, un pelirrojo arrebatador.

Los pantalones de Luciel desaparecieron tan rápido como las bragas de la castaña, que fundía sus labios con los del hacker. La temperatura se había incrementado por lo menos tres grados a causa del calor que desprendían sus cuerpos. Desde ese preciso momento, el agente secreto no pensaba darle tregua. Empezó por acariciar con las yemas de los dedos los labios de su feminidad, la sentía tensa y se moría de ganas por comprobar que lo estaba también por dentro. Introdujo su dedo índice en el interior de su vagina provocando que Melissa gritara de la sorpresa para despues dejar paso a unos aullidos de placer. Metió otro dedo y acarició con malicia las paredes internas de la chica, poniendo a prueba su sensibilidad. Las manos de Saeyoung no servían solamente para teclear y programar.

Era una sensación exquisita. Melissa arqueaba la espalda y enterraba las uñas en las sabanas de la cama. Nunca había sentido nada igual. Seven sonreía porque la veía morderse el labio, retorcerse y jadear, de alguna forma, el disfrute de su chica era gratificante para él.

—No te contengas, Mel. —Besó su vientre—. Puedes gritar. Nadie te va a oír.

—No quiero gritar solo por eso —Le rodeó el cuello con las manos—, quiero gritar cuando estés dentro.

Volvió a besarla porque sentía unas ganas irresistibles de devorarla. Estaba roja como un tomate pero no dudaba en poner en voz alta sus pensamientos, porque Melissa era así, nunca ocultaba lo que sentía. Cuando Luciel la alejaba, ella se acercaba. Cuando le pedía que se marchara, ella se quedaba.

Por eso Melissa no iba a gritar si él se lo pedía.

—Puedes hacerlo ya...

Susurró con suavidad, aunque más bien parecía una súplica.

—Parece que estás preparada. —Sacó los dos dedos, tan mojados y ardientes como el interior de la fémina—. Pídemelo otra vez, Mel.

La muchacha selló sus labios.

—Por favor.

—Mételo dentro, 707.

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¡Dios, Seven! - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora