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Melissa le había echado de la habitación. No estaba especialmente enfadada aquella mañana, simplemente prefería perderle de vista.
Los días habían pasado como si nada. Si bien Melissa tenía cierto desagrado por los hospitales, se había adaptado por completo y estaba de mejor humor. Salvo con Saeyoung claro estaba. El pelirrojo se temía que aquella inclinación fuera a mantenerse de por vida.
Y era frustrante. ¿Así de frustrante debía ser para ella? Aquello debía ser un castigo divino, o como mínimo estaba siendo pagado con su propia moneda. De modo que, si Melissa había sido capaz de seguir adelante con ese malestar interno, Saeyoung tenía que poder también.
—Toma, anda.
Saeyoung atrapó la lata de refresco en el aire mientras su hermano se acercaba bebiendo de la suya propia.
—Me ha costado la vida encontrarte. ¿Qué haces aquí?
Seven se encogió de hombros. No lo sabía, sus pies le habían arrastrado hasta allí. Perdido en sus pensamientos se había quedado sentado en el banco, sin la mera noción del paso del tiempo. Saeran se sentó a su lado únicamente porque le veía decaído. Detestaba los parques, sobretodo porque estaban repletos de niños dando gritos y corriendo por todas partes.
Tal vez era eso lo que había atraído a Saeyoung. Los gritos y las risas.
Su hermano tenía ganas de salir de allí cuanto antes. Las voces agudas de los niños se le metían en los oídos y ya le estaba empezando a dar dolor de cabeza. En cambio Seven solo pensaba en una cosa.
—Quiero que crezcan así. Quiero... llevarles al parque y que me digan papá. —Agachó la cabeza. Saeran le miró sorprendido—. A veces me imagino con ellos en brazos recién nacidos, que Melissa esté sonriendo a mi lado. Sería el mejor día de toda mi vida.
Seven se quitó las gafas y se frotó los ojos, que empezaban a lagrimear sin previo aviso.
—Melissa no me va a perdonar nunca, ¿verdad?
El menor le dio un par de palmadas en la espalda, pensando cuidadosamente lo que debería decirle a continuación.
—No puedes saberlo... solo ella puede. Lo que sí es cierto es que tus hijos te llamarán padre, ningún error que hayas cometido va a cambiar eso.
—Puede que tengas razón.
Seven le dio un trago a la bebida de gas y se puso en pie.
—Debería volver, a lo mejor Mel necesita algo.
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¡Dios, Seven! - Mystic Messenger
FanfictionSabía que vivir con él sería de todo menos normal. Melissa no estaba preparada para todo lo que iba a suponer vivir con un hacker que a veces parecía tener seis años de edad mental. •Mystic Messenger FanFiction• Seven/Luciel/Saeyoung MICROCAPÍTULOS...