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Cuando Saeyoung regresó —con un portátil bajo el brazo y una lata en la mano— se encontró al señor Craine haciendo sudokus. Se preguntó de dónde lo había sacado, pero por el semblante de la señora Craine, era mejor no indagar.
Le entregó su cerveza sin alcohol, bajo la atenta mirada de Amanda. Una mirada penetrante.
Era difícil complacerlos a los dos si sus deseos eran contrarios.
—Gracias, chaval. Me estaba aguantando la sed.
Abrió la lata de cerveza y le dio un sorbo.
—Cualquiera que te vea... —dijo su mujer entre dientes—, tu hija está ahí dentro. ¡No tienes ni una pizca de preocupación!
—Todo va a ir bien. ¡Pero bueno! Siéntate y no te alteres.
Saeyoung se sentó en una esquina, apartado. No tardó en abrir el portátil que había ido a buscar al coche, con la esperanza de no haber perdido facultades.
En aquella situación, era lo único que podía distraerle. Lo único que podía captar el cien por cien de su atención.
Para así dejar de pensar. De imaginar. Imaginar lo peor.
La madre de Melissa se levantó para acudir junto a Saeyoung. No aguantaba más a su marido, que parecía indiferente respecto a la situación que tenían que enfrentar.
—¿Es del trabajo? —Le preguntó, y acto seguido se sentó a su lado.
—No. Es para no pensar en qué estará pasando ahí dentro.
—Así que al final has hecho caso a Eugene. ¡Ya me lo temía!
Pero la idea de su marido había sido espectacular. Seven podría distraerse entrando en la red del hospital. Suponiendo que pudiera hacerlo.
—Parece complicado. ¿Qué idioma es ese?
—Python.
—Vaya. —exclamó sorprendida por la velocidad a la que tecleaba—. Me gustaría aprender.
—Es mejor lo que hace usted. —respondió sin levantar la mirada de la pantalla—. Tejer, digo.
Amanda sonrió ampliamente. No cualquiera pensaría que su pequeña afición —para algunos antigua— sería un objeto de admiración para su futuro yerno.
—Se me ocurre que podemos enseñarnos el uno al otro.
—Melissa me mataría.
Amanda ladeó la cabeza.
—¿Tan malo sería?
Saeyoung entró en razón y cerró el portátil.
—Terrible. Tejer es mucho mejor.
Tonto. Estúpido. Idiota. Era lo que Saeyoung se repetía mentalmente. ¿Había estado apunto de entrar en la red del hospital? Sí, sin pensar en las consecuencias.
Pero es que la espera le estaba matando. Fuera una excusa válida o no, cada minuto que transcurría le arrebataba un pezado de su alma.
Y se iba junto a Melissa.
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¡Dios, Seven! - Mystic Messenger
FanfictionSabía que vivir con él sería de todo menos normal. Melissa no estaba preparada para todo lo que iba a suponer vivir con un hacker que a veces parecía tener seis años de edad mental. •Mystic Messenger FanFiction• Seven/Luciel/Saeyoung MICROCAPÍTULOS...