XXVI - Via de escape

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El corazón le latía a tal velocidad que su pecho estaba a punto de estallar. El agarre de su muñeca era firme, implacable. Los gritos ahogados de sorpresa y la entrada en pánico de los asistentes de la exposición ponían aún más nerviosa a Melissa, que no era capaz de ver absolutamente nada.

Todo estaba oscuro. Por un momento juro haberse quedado sin voz, sin embargo, en el instante en el que sintió como una fuerza inmensa tiraba de ella, la recuperó.

—¡Saeyoung! ¡Saeyoung!

—Soy yo. —Colocó su mano en la nuca de la muchacha y la atrajo hacia él—. Escúchame, no hagas ruido. Tenemos que salir de aquí.

—¡Dios, Seven! ¿Que está pasando? ¡No veo nada! Me duele la cabeza...

Sintió la mano del pelirrojo haciendo presión sobre sus labios. Siseó para que no dijera una sola palabra más.

—Melissa, hazme caso.

Asintió con la cabeza y cerró el pico. Si su corazón se había relajado al saber que era Seven, ahora había vuelto a acelerarse peligrosamente debido a ese comportamiento tan extraño.

Comprobó su teléfono móvil. La luz que emitía el dispositivo permitió que la castaña pudiera ver la expresión de Saeyoung, y al hacerlo sintió que le faltaba el aire.

—Tengo miedo.

—No lo tengas, yo te protegeré. Solo tienes que seguirme y estar en silencio. —La chica guardaba silencio, y era porque si abría la boca sería para empezar a llorar—. ¿Puedes hacerlo? —Sostuvo el rostro de la muchacha con las palmas de las manos, sus pulgares se posicionaron sobre sus mejillas, que no tardaron en bañarse de lágrimas—. Demonios, me pone tan triste verte llorar. Te prometo que no va a pasar nada, Mel. No tienes que estar asustada, solo es un apagón. Vamos a salir de aquí y descansaremos en casa, ¿bien?

Mentía, y ella lo sabía. La fémina se preguntaba como podía recurrir al engaño en esa situación, cuando prácticamente temblaba en sus brazos.

No estaba tan atemorizada por cualquier estupidez. Aquello era serio, y le había bastado con ver la profundidad del dorado de sus ojos. Problemas con su agencia, con ese nuevo cliente tal vez.

—¡V-Vamos a casa!

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¡Dios, Seven! - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora