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Melissa caminaba sumida en sus más profundos pensamientos. «Ese maldito hacker» se dijo. No entendía cómo en un cuerpo tan pequeño como el suyo cabía tanta rabia, y es que Seven conseguía hacerla enfurecer cuando actuaba de esa manera.
No llevaban tres días viviendo juntos, todo lo contrario. La castaña creyó que apartaría la vista de la pantalla para agradecerle su preocupación, ¡pero no!
Alejó el vaso con el pie, ¡con el pie! ¡Cómo si hubiera diluido en la bebida algún tipo de somnífero! Lo rechazó y lo apartó sin consideración alguna. ¡Luciel era idiota!
Tomó una gran bocanada de aire. Sé llenó bien los pulmones de oxígeno y después lo expulsó. Logró relajar sus nervios, aunque seguía verdaderamente enfadada.
«Yo también puedo jugar al agente secreto» pensó, convencida de que podría darle un buen escarmiento. Sabía que el muchacho no se había dado cuenta de que no estaba, y en parte se lo merecía. Podía hundirse en su programa de hackeo si quería, no iba a volver para contemplar como lo hacía.
—¡Mi teléfono! —Sé detuvo en seco. Sacó el dispositivo del bolsillo de su pantalón y trasteó por la pantalla táctil—. Ese idiota pelirrojo es un genio. Puede rastrearme, estoy segura, ¿qué hago?
Los orbes pardos de Melissa se instalaron en la pantalla de su smartphone.
𝚃𝚒𝚎𝚗𝚎 𝟽 𝚕𝚕𝚊𝚖𝚊𝚍𝚊𝚜 𝚙𝚎𝚛𝚍𝚒𝚍𝚊𝚜
«¿Ya se ha dado cuenta?» pensó en voz alta. Se mordió las uñas pensando qué debería hacer, seguía muy enfadada, pero otra parte de ella se sentía culpable. Seven estaba volviéndose loco, podía asegurarlo.
De pronto un mensaje saltó en la pantalla.
[𝟽𝟶𝟽 𝟷𝟿:𝟸𝟷]:
¿𝙳𝚘́𝚗𝚍𝚎 𝚑𝚊𝚜 𝚒𝚍𝚘?[𝟽𝟶𝟽 𝟷𝟿:𝟸𝟸]:
𝙼𝚎𝚕[𝟽𝟶𝟽 𝟷𝟿:𝟸𝟹]:
𝚂𝚒 𝚝𝚊𝚗 𝚏𝚛𝚞𝚜𝚝𝚛𝚊𝚍𝚊 𝚎𝚜𝚝𝚊𝚋𝚊𝚜, 𝚝𝚎𝚗𝚍𝚛𝚒́𝚊𝚜 𝚚𝚞𝚎 𝚑𝚊𝚋𝚎𝚛𝚖𝚎 𝚌𝚎𝚛𝚛𝚊𝚍𝚘 𝚎𝚕 𝚘𝚛𝚍𝚎𝚗𝚊𝚍𝚘𝚛 𝚢 𝚘𝚋𝚕𝚒𝚐𝚊𝚛𝚖𝚎 𝚊 𝚎𝚜𝚌𝚞𝚌𝚑𝚊𝚛𝚝𝚎... ¿𝙴𝚜𝚝𝚊́𝚜 𝚎𝚗𝚏𝚊𝚍𝚊𝚍𝚊 𝚙𝚘𝚛𝚚𝚞𝚎 𝚎𝚜𝚝𝚊𝚋𝚊 𝚒𝚐𝚗𝚘𝚛𝚊́𝚗𝚍𝚘𝚝𝚎?Apartó la vista de la pantalla del móvil y chasqueó la lengua. Mendrugo, era un mendrugo.
—Tengo que apagarlo. —Se ordenó a si misma en voz alta.
—No te molestes. —Añadió entre jadeos.
Justo entonces alzó la vista, preguntándose qué demonios había hecho para encontrarla tan rápido. El pelirrojo la envolvió con los brazos, suspirando aliviado.
«Para estas niñerías si deja el trabajo» advirtió ella. No obstante, seguía preguntándose cómo lo había conseguido.
—¿C-Cómo? —Balbuceó.
Tomó el colgante que él mismo le había regalado con una sonrisa de autosuficiencia. Lo cierto es que Melissa no se sorprendía de que le hubiera incorporado un dispositivo de rastreo.
No podía esconderse de Luciel. El juego de los agentes secretos no era tan fácil si se luchaba contra uno de ellos.
—¡Dios, Seven!
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No es por toxicidad ni por posesión, pronto lo entenderéis :)
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¡Dios, Seven! - Mystic Messenger
FanfictionSabía que vivir con él sería de todo menos normal. Melissa no estaba preparada para todo lo que iba a suponer vivir con un hacker que a veces parecía tener seis años de edad mental. •Mystic Messenger FanFiction• Seven/Luciel/Saeyoung MICROCAPÍTULOS...