XI - Contraseña correcta

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Melissa no sabía cuanto rato llevaba llorando. Había llamado a Yoosung, a Zen y también, a la pobre Jaehee, que estaba hasta arriba de trabajo. Su última opción era hablar con Jumin, y él también desconocía el paradero de Luciel.

No era típico de él. Irse así, sin avisar. Ni un mensaje, ni una sola nota... Había desaparecido tan rápido como se presentó en la vida de la chica. Y eso era lo que la aterraba.

Nadie podía irse sin dejar una sola pista, ¡y menos él! ¡No! Seven tenía que haber dejado algún rastro, por mínimo que fuera. Sin ir más lejos, se había olvidado el ordenador.

¡El ordenador!

Melissa se levantó del sofá y se tiró al suelo. Levantó la pantalla del portátil y pulsó el botón de encendido. La pantalla de carga la ponía de los nervios.

𝙶𝚘𝚍 𝚂𝚎𝚟𝚎𝚗

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𝙶𝚘𝚍 𝚂𝚎𝚟𝚎𝚗

𝙿𝚘𝚛 𝚏𝚊𝚟𝚘𝚛, 𝚒𝚗𝚝𝚛𝚘𝚍𝚞𝚣𝚌𝚊 𝚕𝚊 𝚌𝚘𝚗𝚝𝚛𝚊𝚜𝚎𝚗̃𝚊


Melissa lo pensó unos instantes antes de comenzar a teclear a toda velocidad.

"𝚑𝚘𝚗𝚎𝚢𝚋𝚞𝚍𝚍𝚑𝚊𝚌𝚑𝚒𝚙𝚜"

𝚌𝚘𝚗𝚝𝚛𝚊𝚜𝚎𝚗̃𝚊 𝚒𝚗𝚌𝚘𝚛𝚛𝚎𝚌𝚝𝚊

Inmediatamente probó otra cosa.

"𝚂𝚊𝚎𝚛𝚊𝚗"

𝚌𝚘𝚗𝚝𝚛𝚊𝚜𝚎𝚗̃𝚊 𝚒𝚗𝚌𝚘𝚛𝚛𝚎𝚌𝚝𝚊

707, Elly, longcat, incluso defender of justice... nada de eso funcionaba. Tampoco el nombre de su "sirvienta" ¿De verdad conocía tanto a Luciel? Comenzaba a dudarlo.

—Quizá...

"𝙼𝚎𝚕𝚒𝚜𝚜𝚊"

𝚌𝚘𝚗𝚝𝚛𝚊𝚜𝚎𝚗̃𝚊 𝚌𝚘𝚛𝚛𝚎𝚌𝚝𝚊


Fue entonces cuando escuchó un sonido extraño. Encendió la luz para poder averiguar de dónde provenía, abandonando por primera vez en horas la penumbra.

—¿Qué estás haciendo, Mel? —El pelirrojo la miraba perplejo. Recogió la bolsa de patatas del suelo y se acercó a ella—. No debes tocar eso, lo sabes.

Cerró la pantalla del ordenador y dejó la bolsa de patatas en la encimera de la cocina. La muchacha apretaba los ojos intentando no llorar. Estática en su lugar, respiraba hondo para poder contener las lágrimas. Era inútil desde que Seven era un gran observador.

—¡Hey, hey hey! ¿Mel? —Se acercó a ella—. ¿Estás llorando?

La castaña le agarró de la sudadera, cabizbaja. El hacker no entendía que estaba sucediendo, y el corazón se le encogía.

—No vuelvas a hacerlo. —Susurró con amargura—. No vuelvas a irte sin avisarme.

—Sólo bajé a la tienda...

—¡No vi el coche y me asusté! —Levantó la mirada—. ¡Tenía tanto miedo!

Se aferró al muchacho en un abrazo que el pelirrojo no se esperaba. Tragó saliva sorprendido y ladeó la cabeza para esconder la vergüenza. Sólo cuando la chica se separó de él, procesó sus palabras.

—Espera, ¿qué? —Chilló—. ¿El coche no está?

Se alejó de Melissa y atravesó la puerta corriendo a toda velocidad, gritando en el nombre de su preciado deportivo de alta gama.

—¡Dios, Seven!

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¡Dios, Seven! - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora