XCV - Sus nombres

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«Ya estoy en casa» dijo el pelirrojo tan pronto cruzó la puerta. Se preguntó donde estaba Melissa, que solía levantarse a recibirle. Dejó sus llaves en el recibidor, y se quitó los zapatos del trabajo. «Es igual, su barriga ya está muy grande. Lo mismo le cuesta levantarse» pensó. Acto seguido, sacudió la cabeza. «No está muy grande» se corrigió. Seven no había pensado nada malo, pero se corrigió mentalmente como si lo hubiera hecho. Aún quedaban unos meses, y su vientre crecería mucho más, hasta límites insospechados. Era lo habitual en un embarazo gemelar. 

Franqueó la puerta de la sala de estar y la encontró dormida en el sofá. Se aguantó la risa. Melissa estaba enrollada  en la manta como un burrito casero. Su vientre de cinco meses y medio abultaba, cubierto a la perfección por el tejido marfil.

«Se habrá aburrido de esperar» dedujo. En realidad, debió haber llegado una hora antes, y la razón por la cual Melissa no se había preocupado era porque estaba soñando mientras dormía como una oruga en el sofá.

Abandonó la sala para dirigirse a la cocina, para preparar la cena. Estaba convencido de que su querida castaña se había quedado adormilada mientras veía algún programa, aunque por alguna razón el televisor estaba apagado.

De pronto, Melissa graznó con enfado.

—¡Otra vez igual, mierda! —maldijo a gritos—. A ver si nos estamos quietos de una vez.

Saeyoung acudió a la sala con un vaso de agua. Se lo ofreció a Melissa. que parpadeó un par de veces y en un soplo le arrebató el cristal de la mano y le dio un trago.

—¿Ya te ha vuelto a dar una patada?

—Es lo que le pedías tú siempre. —reprochó con el ceño fruncido.

El chico tomó el vaso vacío y lo dejo en la pequeña mesa de la sala de estar.

—Sabes que era broma. No quería que te dieran tantas pataditas.

—Que me las diera. —Corrigió—. Seguro que ha sido Saewon.

—¿Cómo lo sabes?

—Es el más revoltoso.

Los conocimientos de Saeyoung acerca de los embarazos gemelares eran los justos. Dentro de esos conocimientos no cabía la posibilidad de que Melissa supiera, sin tener una cámara a través del ombligo, cual de los dos bebés había logrado despertarla.

—¿Cómo puedes estar tan segura?

—Si te digo que es porque soy su madre, ¿seguirás dudando, verdad? —Seven huyó con la mirada—. ¡Dios, Seven, eres demasiado obvio! —Suspiró—. No he dicho ninguna mentira, es porque soy su madre. Pero... es cierto que Saewon siempre me golpea en el mismo lado. Saemin en el otro... sí es que lo hace, se porta muy bien. —Confesó—. No me mires así. ¡No te he engañado!

—Saewon, dile algo a mamá.

—¡No te atrevas, Seven! Como me de otra patada, eres hombre muerto.

Saeyoung se empezó a reír. No creía que el bebé fuera a responder a su petición, de nuevo, solo bromeaba. Hasta que Melissa se retorció de dolor, y sus ojos prendidos en llamas le buscaron con desesperación.

—No huyas. ¡Cobarde!

Seven sabía que con esa barriga, Melissa no podía perseguirle.

—Es noche de pizza. ¡Ya volveré, tú descansa!

Y así, el pelirrojo escapó con el rabo entre las piernas.

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Llevaba MUCHÍSIMO tiempo esperando que llegara este momento; el de revelar los nombres de los niños ❤

¡Se acerca la recta final del fic!

¡Se acerca la recta final del fic!

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¡Dios, Seven! - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora