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La novena semana de embarazo de Melissa comenzó con buen pie pues por fin le habían retirado el suero y las pastillas vitamínicas. Su recomendación de reposo absoluto había pasado a ser simplemente de evitarían de movimientos bruscos, pero lo más importante era que le habían levantado la prohibición de tomar comida que no fuera la del menú del hospital. No por nada Seven regresaba a la habitación con una bolsa de plástico blanca que Melissa le arrebató de las manos en cuanto la vio.
Chocolates. Muy pocos y cuidadosamente seleccionados para tener la menor cantidad de azúcares posibles. Sin almendras. Sin caramelo dentro. Solo chocolate con leche de toda la vida.
—Seven, sabes que me gustan con almendras.
Saeyoung decidió hacer caso omiso, de lo contrario hubieran entrado en conflicto. Podría ser por el embarazo o quizá no, lo que estaba claro era que Melissa se había vuelto un poco caprichosa. Por otro lado, seguían en las mismas condiciones.
No era fácil.
—Buenas tardes, Sheryl.
—¿Qué tal, Saeyoung?
El pelirrojo se encogió de hombros tratando de aguantar la mirada fulminante de Melissa. A la muchacha no le quedó más remedio que conformarse y abrir una tableta de chocolate clásico.
—Ojalá yo hubiera podido tener antojos de dulce —Suspiró mirando su inmensa barriga—. Solo me apetecían sabores agrios. Nunca en la vida había necesitado tener tantos botes de berenjenas en el armario, ya sabes, en caso de emergencia.
—Yo haga lo que haga me toca salir del hospital. —Contestó, con los brazos en jarra. Con el rabillo del ojo observaba que la chica se estaba pasando con el chocolate—. Supongo que es una suerte tener un mercado cerca. No tengo ni que coger el coche, se puede ir andando. Está un par de calles —decía, acercándose con sigilo a Melissa—, es una suerte porque aparcar aquí es un castigo. Siempre está todo lleno.
En un movimiento rápido le quitó la bolsa. No iba a ser tan sencillo conseguir que soltara la tableta que llevaba por la mitad. Sheryl reprimió una risa.
—¡Dios, Seven! ¡Dámelo!
—Ya casi te has comido la tableta entera. Los médicos me van a regañar.
—Tengo hambre, ¿vale? Trae aquí —Extendió la mano—. Venga.
Autoritaria mientras masticaba el chocolate. Saeyoung pasó saliva y se mantuvo firme.
—Primero termínate eso, si te parece poco lo vemos después.
—¡Pues claro que nos parece poco! —Se cruzó de brazos. Sheryl contemplaba la escena como si estuviera viendo una serie de época—, por favor, dile algo. Tú tienes que entenderlo.
La sonrisa de Sheryl desapareció en cuanto Melissa le pidió formar parte de aquello. Luciel no perdió la oportunidad de tomar parte en el asunto, y de la misma manera le solicitó su opinión a la mujer.
—¿A qué no debería comer tanto?
Los dos intercambiaban miradas que echaban chispas.
—Yo creo... bueno, cuando tienes algo creciendo dentro de ti puede ser que te entre más hambre de lo normal —Comenzó a decir, con confianza. Aunque a medida que hablaba y se fijaba en los ojos dorados del hacker perdía fuerza—, en cualquier caso conviene hacer caso a los médicos.
—Te estoy viendo, Saeyoung. —Melissa entrecerró los ojos—. Me está creciendo la tripa y por eso es que tengo más hambre.
—Pues no se te nota mucho...
—¿Cómo que no? —Se levantó de la cama del hospital. Seven se maldijo por haber dicho aquello—. Mira, que yo nunca he tenido la barriga así.
Saeyoung intercambio miradas con Sheryl. No era código binario mas consiguió descifrar lo que quiso decirle.
—Es verdad, es verdad. No lo había notado pero tienes razón.
Melissa se fue directamente al baño a mirarse al espejo queriendo salir de dudas. Entre tanto, su compañera y el padre de sus hijos se miraron con los labios crispados y negando con la cabeza.
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¡Dios, Seven! - Mystic Messenger
Fiksi PenggemarSabía que vivir con él sería de todo menos normal. Melissa no estaba preparada para todo lo que iba a suponer vivir con un hacker que a veces parecía tener seis años de edad mental. •Mystic Messenger FanFiction• Seven/Luciel/Saeyoung MICROCAPÍTULOS...