XCII - Los tiempos cambian... ¿O no?

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Su amiga bebió a tragos. Parecía que lo que Melissa le había contado le había producido algo más que risas; sed. Mucha sed. Tras saciarla, pasó saliva por el labio inferior, como si estuviera debatiendo internamente.

—No te tomes a mal lo que voy a decirte pero —Pausó—, ¿no es un poco raro pedir matrimonio por mensaje? —La cara de Melissa se contorsionó de manera sutil—. Aunque el animalillo debía ser monísimo.

—A mi no me lo parece. En la antiguedad la gente se casaba con desconocidos, porque así era. Se escribían cartas incesantemente, hasta conocerse personalmente tras el matrimonio. Mis abuelos se conocieron por correspondencia, y se casaron sin conocerse. Después, mi abuela viajó hasta donde mi abuelo estaba, por supuesto, ya casada.

La chica asintió con la cabeza en todo momento, nadie le quitaba razón a la castaña. Las cosas eran tal como ella decía. No obstante, los tiempos cambiaban. Lo que antes era normal, ya no lo era. Lo que se prefería antes, era diferente de lo que se prefiere ahora.

—Pero Mel, esto no es la antiguedad.

—Y Saeyoung lo sabe. Por eso se pasó días construyendo la maquina encargada de llevar el mensaje. ¿No te parece eso precioso?

Su amiga reflexionó unos instantes. Parecía que las palabras de Melissa gozaban de razón y verdad. Construir un animal mecánico no ha de ser sencillo para nadie.

—Bueno, ahora que lo dices...

—De hecho, creo que me sentiría mal si me hubiera pedido matrimonio arrodillándose y con una caja diminuta en las manos. ¿No te parece lo más mediocre del mundo?

—Sí. Eso está un poco pasado de moda.

Melissa sonrió de nuevo.

—Bueno, ¿ya tienes el vestido? —La castaña negó con la cabeza, a lo que su amiga reaccionó con asombro—. ¡Eso es lo primero! ¡El vestido, Mel!

—Lo sé, pero falta tiempo para la boda y mi barriga va a seguir creciendo. Si me compro un vestido ahora, seguramente no me entre.

—Adelanta la boda.

—¿Qué?

—Que adelantes la boda. A este paso, te pondrás de parto en mitad de la ceremonia.

Melissa dejó caer la mirada hasta su vientre algo crecido.

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¡Dios, Seven! - Mystic MessengerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora